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¿Y si fuera una canguro?

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Ya ha llegado el día en que a mi hija, después de vivir la maravillosa experiencia de ser madre, le toca volver a la rutina del trabajo.

Durante el embarazo eres una mujer a una tripa pegada y, durante los primeros meses de vida de tu retoño, eres una mujer a un bebé pegado. Respiras, duermes, comes y vives cuando tu mini-Yo te deja.

A partir de ahora serás una mujer a una hija pegada y hasta que llegue cierto momento -que no quiero nombrar-, ya no habrá lazo tan fuerte como el de una madre con una hija.

Pero se empieza a trabajar y ahora ¿qué se hace con los hijos?

Bastante polémica ha habido con las últimas imágenes de madres o madre llevándose a los hijos a su puesto de trabajo, sin aprovecharse de la gran ventaja de tener una guardería en el mismo sitio donde pasas largas horas de la jornada. Y no quiero hablar más de este tema, porque para mí fue un duro golpe debido al gran sufrimiento que me produjo ese momento y los malabarismos que tuve que hacer para que yo pudiera trabajar y al mismo tiempo mi hija estuviera cuidada.

¿Por qué se podía hacer si no tenías a ningún familiar ni dinero para que se quedara con tu hija? ¿Qué se puede hacer si tienes necesidad de seguir trabajando? ¿Merece la pena tanto sufrimiento? Porque no sólo estamos hablando de dinero, sino también de desarrollo de la mujer.

¿No es el motivo principal o uno de ellos por lo que las mujeres se quedan embarazadas cada vez más tarde?

Hace años se decía que la mili partía por la mitad al hombre o en su vida laboral o en su vida de estudiantes. Tenía que cortar para hacer la mili o pedir una prórroga. Esto ya no existe. Pero ¿y la mujer y la llamada de la maternidad? Pues estamos en el mismo caso, o lo prorrogas hasta que tienes una edad que ya no puedes seguir ampliándolo o cortas tu vida y te lanzas a ello.

Y la guardería no es lo peor, ¿qué hacemos en la edad escolar con tantas vacaciones? ¿Cómo los repartimos? Un mes con papi, otro con mami, el resto con los abuelos, un campamento rural, otro urbano… Locos, se termina locos para cuadrar tantas festividades y horarios. Te faltan familias, te faltan horas y te faltan dineros, muchos dineros.

Tiene que cambiar mucho las leyes, pero tienen que cambiar. Por cierto, ya se han hecho muchos avances, pero quedan todavía muchos más.

La verdad es que más que ver a una diputada llevar a su hijo al trabajo, que, por cierto, vaya niñ@ bueno, mi hija hubiera estado todo el tiempo llorando, me hubiera gustado ver a su padre haciendo lo mismo, llevándoselo al trabajo. No sé si está casada o no, pero digo yo que ese hijo habrá sido “engendrado” con mucho cariño y con alguna participación masculina, porque además es su segundo hijo. Y si no este el caso, insisto que me gustaría ver a los hombres llevándose a los niños a los trabajos, entonces ya no se vería tan normal que lo hagan las mujeres, aunque se critiquen.

Bueno, hay que cambiar las mentes, pero más todavía las leyes y las ayudas.

Ahora toca volver al trabajo y yo a descansar un poco porque estaba ya acostumbrada a su trabajo que he tenido que sustituir. Volví a retomar labores que ya hacía ella en la empresa igual que tuve que volver a retomar la faceta de estar con un bebé, con la diferencia que ahora mimo y no educo. Le toca a ella, es su momento.

Como decía yo siempre, en el fondo, cuando se vuelve al trabajo, también se vuelve a ser persona y te das cuentas que existe algo más que los pañales y las leches en polvo. Que se puede hablar de otros temas que no tengan que ver con mocos y que se lucha contra todas las adversidades para salir adelante, aunque ahora con una niña preciosa que tiene los ojos más bonitos del mundo mundial (y parte del extranjero) …

¡Bienvenida hija! Te estaba esperando como agua de mayo o en este caso, de enero.

Carta para Carmen

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Querida nieta,

Te escribo esta carta para que cuando seas más mayor y puedas leerla, sepas de lo importante que eres desde ya para mí.

Acabas de nacer, este mundo se te habrá hecho grande al llegar, ¡con lo a gusto que estabas en la tripa de mami!

Tanto tu madre como yo llevamos 9 meses imaginándonos cómo podrías ser, devorando las ecografías con los ojos para ver si estaba todo en su sitio, esperando los resultados de los análisis para saber que todo iba correctamente. Han sido 40 semanas, 280 días, 6720 horas, imaginando tu carita, tus manos, tus ojos, toda tú.

Tengo que reconocer que en un primer momento dije que te comería las manos y los pies, porque en todas las ecografías las ponías delante de la cara y no te podíamos ver. Pero al final, no hice nada de lo que tenía pensado hacer, sólo sentí una gran emoción que hizo que las lágrimas llegaran a mi rostro sin poder evitarlo.

Te miro y te miro, como una tonta, y recuerdo cuando nació tu madre y tengo la misma sensación de incredulidad, de felicidad y de alegría que hace 27 años. El tiempo pasa demasiado deprisa cuando se tienen hijos y es difícil saborear todo lo que está ocurriendo.

Con tu madre, mi hija, ya hice el papel de educadora. Contigo sólo tendré la obligación de mimarte y te prometo que lo voy a cumplir.

La vida nos cambia cuando tenemos hijos, pero Carmen, nos cambia para mejor. Se disfruta de todos los momentos vividos porque son únicos e irrepetibles, y si no estás atento, te los pasas y ya no vuelven. Yo los viví todos con tu madre y espero que también lo pueda hacer contigo.

Siempre estaré a tu lado, si necesitas un apoyo me tendrás, si necesitas desahogarte me encontrarás, si quieres reír lo haremos juntas, si urge hablar tendrás mis oídos, mis caricias, mis besos, mis abrazos. Igual que estuve y estoy con tu madre Laura, igual estaré contigo, cariño.

Igual que no hay un manual del recién nacido para un hijo, tampoco lo hay para una nieta, pero quiero vivirlo y aprenderlo junto a tus padres.

No hay amor más grande y desinteresado que el amor que se tiene a una hija o a una nieta, siempre he pensado que es el amor verdadero porque no es egoísta, no existe el rencor, ni la mala fe.

Espero tener mucha salud para que pueda disfrutarte durante mucho tiempo, yo haré todo lo posible para conseguirlo.

Podría escribirte muchas más cosas, pero prefiero demostrarte día a día todo lo que siento y todo lo que me das y me darás con tan solo tu presencia. Y ya si añadimos a Mami, todo lo que te escribo se multiplica por 1000.

Carmen, te quiero más de lo que podrías imaginar y cuenta conmigo para lo que necesites que para eso soy tu abuela.