Archiv para marzo, 2014

11-M

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

11m_Atocha

Se cumplen 10 años de uno de los episodios más tristes que han ocurrido en Madrid. Todo el mundo nos podemos preguntar: ¿dónde estábamos ese día?. Un día muy, que muy largo.

Yo estaba preparándome para ir al trabajo cuando recibí una llamada de una compañera de Barcelona, una tocaya mía de nombre, acababa de oír la noticia por la radio y rápidamente me llamó para saber si estaba sana y salva. Todavía no había visto las noticias y yo no sabía nada de lo que había ocurrido. Me lo explicó y según hablaba con ella me fui a la televisión para ver las noticias. Me tuve que sentar, ya no podía hablar con mi amiga, solo veía a los heridos, el susto, el terror de las personas. Me puse a llorar, me ahogaba la angustia. El teléfono seguía sonando, todos preguntando si estaba bien, si yo estaba bien, vivo y trabajo lejos de Atocha. Pero, de repente, la cabeza empieza a trabajar, ¿alguno de mis chicos tienen que venir desde allí? No, creo que no, pero hay que preguntar. ¿Alguno de mis amistades pueden haber cogido el coche? Pues puede ser, empezamos a llamar, las líneas están colapsadas y yo seguía mirando la televisión.

Recibo otra llamada, es de mi comercial Jesús. En una convención de ventas habían realizado una yincana y le habían dado un golpe en la nariz y se la habían roto, y justo el día anterior del atentado le habían operado. Cuando ocurrió les dijeron a todos los enfermos que todos aquellos que pudieran andar y no era grave les daban el alta rápidamente porque necesitaban las camas para los heridos. Me llamaba para avisarme de que se cogía un taxi y salía del hospital. Así estaban las cosas, todos los hospitales se estaban preparando para la avalancha que luego llegó. Dos meses después, Jesús falleció en un accidente de moto, ¡qué desagradable es la vida!.

Termino de prepararme, salgo para el trabajo, miro a mi alrededor y todo el mundo está con la cara sombría, tristes, empiezo a ver crespones negros por todas las partes, es triste pero a la vez emocionante. Compruebo como los madrileños una vez más son solidarios y cómo ante una tragedia, todos están para apoyar. Recuerdo que los Hospitales y la Cruz Roja que al principio pidieron sangre tuvieron que poner un anuncio de que de momento se parara de donar, puesto que no daban abasto con tanta sangre, la cola de los donantes daban la vuelta a las calles. Igual que hace poco en el accidente de tren en Galicia todo los habitantes del pueblo salieron ayudar, aquí toda una ciudad estuvo codo a codo con lo que hiciera falta. Los españoles somos así. Conseguí llegar a la oficina, todos tenían la mirada triste e intentando llamar a familiares, amigos, conocidos, todos estaban siendo buscados. Al final, parecía que no teníamos ningún caso cercano. Todas las delegaciones Nacex de España nos llamaban para preguntarnos, para darnos ánimos, para intentar ayudarnos en lo que pudieran. Pusimos un crespón negro en la ventana, a las 12 salimos a la calle para hacer un minuto de silencio, nos juntamos todos los vecinos en el mismo sitio, vimos a los coches parando para salir del mismo y también hacer el minuto de silencio, el vello del cuerpo se ponía de punta, ¡qué silencio! Y luego los aplausos. No hay palabras suficientes en mi vocabulario para definir lo que en esos momentos se sentía.

El crespón negro, tengo que decirlo, que lo he tenido hasta el año pasado en la ventana, hasta que la renovación de la nave se lo llevó por delante.

En todas las ventanas de casas y oficinas estaba el crespón negro, en todas las televisiones pusieron dicho crespón, yo pedí que también se pusiera una noticia en nuestra Intranet, pero sólo se llegó a poner por la tarde (16:45h) y porque una empleada de Logista fue víctima del atentado. En cambio, recuerdo que cuando el atentado de Londres se colgó rápidamente la noticia para informar del atentado y para decir que las entregas se harían más tarde si se podían hacer, cosa que en el atentado de Madrid ni siquiera se puso nada de eso. Es algo que lo tengo grabado en mi cabeza, porque hice muchas llamadas para que se pusieran el crespón y colgaran la noticia porque además en esas fechas era Directora Regional de la zona centro. La verdad es que tuve un comienzo poco feliz y poco exitoso sobre todo ese día.

La hora en que se hizo el atentado fue pensada para hacer el mayor daño posible, más gente herida y más gente muerta. Personas humildes que se dirigían a sus trabajos o a sus estudios. Personas que vivían a las afueras de Madrid, que tenían que madrugar mucho para cumplir con sus obligaciones, con hijos, padres, hermanos, maridos, novios, abuelos, con todo un futuro por vivir y con un presente que se iba a ver trucado por las dichosas ideologías y la falta de respeto hacia las vidas de los demás.

Fallecieron 191 personas y 1858 resultaron heridas.

  • Yo no voy a entrar aquí en ideologías, ninguna religión tiene derecho a matar a nadie.
  • Tampoco voy a hablar del descontrol que hubo al principio sobre la auditoría de los atentados, nadie tiene derecho a matar a nadie.
  • Tampoco voy a hablar de que a los pocos días había elecciones y los políticos utilizaron este tema para conseguir más votos, nadie tiene derecho a matar a nadie.

Sólo quiero hacer un recuerdo a éstas personas que se habían levantado como cualquier otro día pero que por culpa de la sinrazón, no pudieron terminar el día porque estaban en el Ifema junto a un montón de cadáveres más intentando sus familiares reconocerles y rezando que no estuvieran en ese sitio y que la lista estuviera equivocada y que su familiar estuviera en un hospital sin identificar todavía pero vivo.

Y el recuerdo también a todas esas personas heridas que seguro que al día de hoy siguen soñando con esa fatídica fecha.

Y también al resto de los españoles que sufrimos viendo esas imágenes y esos relatos como si las vísceras nos las estuvieran comiendo lobos hambrientos.

¡Ojalá no vuelva a vivir una situación igual! Pero por desgracia pienso que no será posible, puesto que las personas humanas son demasiados retorcidas.

Al día siguiente, hubo varias manifestaciones silenciosas y también más minutos de silencio, hasta hoy al recordármelo se me ponen los pelos de punta.

Ya he contado cómo viví ese momento. Y tú, ¿dónde estabas?

 Carmen Ruiz Atienza

 

Y se nos jubiló Pepe

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

fiesta_jubilacion_pepe

Hemos tenido bodas, bautizos, cumpleaños, funerales pero también hemos tenido una jubilación, la de Pepe, el abuelo de Liberación 2000. Pepe era un conductor de la 2801, muy responsable, educado en una época muy diferente a la nuestra, daba gusto ver su letra, la que le enseñaron de pequeño, bien hecha, se entendía perfectamente, daba gusto ver sus albaranes. Como empezó casi desde el principio, estuvo más tiempo con los albaranes auto-copiativos que con la PDA y se le entendía perfectamente todo lo que escribía.

Cuando pasamos a las PDAs, fue al primero que le hice que lo probara, si Pepe era capaz de aprender y de hacerlo bien, los demás lo tenían que hacer, como mínimo, igual que él; y no porque pensara que no era listo, muy al contrario, sino porque la edad hace que nuestro rendimiento sea cada día más lento y peor, -eso lo empiezo a notar yo misma-. Hubo una doctora que me dijo una vez: “A la naturaleza cuando les somos útiles nos cuida, pero cuando ya no le servimos nos abandona y nuestro cuerpo empieza a estropearse”. Y que verdad es. En las mujeres empiezan a abandonarnos cuando dejamos de ser fértiles y a los hombres no lo tengo muy claro, habría que recordar el momento en que son útiles, pero ahora mismo prefiero seguir con el relato de Pepe. Sus neuronas estaban más desgastadas que las de otros conductores más jóvenes, en teoría, aunque algunas veces tengo mis dudas. Pero, superó con nota la prueba, si es verdad que a lo largo de los años estuvo siempre listo para todos los cambios, pero hablar de nuevas tecnologías era otro cantar, pero sin problemas, lo hizo perfectamente, cómo todo lo que hace.

Pepe tenía la ruta de los pueblos de la Sierra. Se iba por la mañana y volvía a última hora con todo perfecto. En la Sierra hay pueblos muy pequeños y se conocía si el alcalde estaba arando tierra o era hora del desayuno, o si era el alcalde de varios pequeños municipios y donde lo podría buscar. Siempre venía con todo perfecto y entregado.

Cuando se acercaba el año de su jubilación me lo iba diciendo, y yo le decía ya hablaremos, no quería ni pensarlo. Yo sabía que le vendría bien descansar, había trabajado mucho en su vida y si seguía era para ayudar a sus hijos, porque él estaba siempre ahí ayudando a sus hijos, ahora que está jubilado pues se dedica a sus nietos.

Pero, llegó el día que se tuvo que pensar que se acercaba el momento, había que reorganizar las rutas, mensajero nuevo, etc., etc. Y sobre todo hacernos a la idea que él ya no trabajaría con nosotros. También tuvimos que ir pensando en la fiesta que le teníamos que dar para que su despedida no la olvidasemos ni él ni nosotros, y empezamos a idear lo que luego se hizo realidad.

Lo primero que necesitábamos era una cómplice y elegimos a su mujer Carmen. Nos dividimos en dos partes. Por un lado, estaba yo como empresa y lo que pensaba hacer y los regalos, y por otra los chicos que también hicieron regalos, por eso, fue muy importante la ayuda de Carmen y de su hija.

Casi al principio de entrar a trabajar me enseñó una foto pequeñita dónde se le veía a él disfrazado de una oruga verde, me la regaló y yo me la guardé con mucho cariño. Pasados unos años, y unos meses antes de que se jubilara, me la pidió y yo le tuve que decir que la había perdido, -mentira cochina-, lo que pasaba es que nos estaban preparando unas camisetas a todos con esa fotografía y por detrás estaban los nombres de todos los componentes de Liberación 2000. Pero, tuve que poner la cara más triste que pude y decirle que lo había perdido y que lo sentía mucho. Pobre, se le quedó una cara que por dentro debía de pensar en toda mi familia, pero al fin y acabo, Santa Rita, Rita, lo que se da no se tira y yo le añadí no se devuelve. Se lo creyó sin problemas.

También yo había visto en una película que hacían recortables de fotos con el tamaño real y pensé que eso también se lo íbamos a hacer. Empecé a pedirle fotos como si estuviera entregando un paquete. Él preguntaba para qué queríamos tantas fotos y nosotros diciendo que para tenerlo de recuerdo. Para disimular nos hicimos fotos con él todos o casi todos, pero lo que importaba es la foto con el paquete y la PDA. Lo gracioso de todo es que unos días antes de su fiesta sorpresa llegó el recortable a tamaño real, que a partir de ahora le llamaremos el Mini-yo de Pepe. Lo dejamos a la entrada hasta que decidiéramos adonde lo dejábamos, y los clientes al entrar se pegaban un susto o le preguntaba algo porque parecía real cien por cien. Lo malo fue que entre las risas y todo, nos avisaron que llegaba Pepe y tuvimos que subir su mini-yo deprisa a la primera planta y conseguimos que no se diera cuenta.

Bueno, la verdad es que en ningún momento se dio cuenta de nada, llegaron las camisetas, las teníamos también en la planta de arriba para que la gente se llevara su talla, teníamos el mini-yo, estuvimos mirando una placa conmemorativa, maletas, regalo de un balneario, reloj típico de jubilación, etc., etc., y también regalos de broma como una carpeta azul para cuando fuera a visitar las obras una vez jubilado y un juego de petanca de juguete, y más cosas que no me acuerdo. En ningún momento se mosqueó de la revolución que estábamos teniendo en la oficina, empezamos por el mes de noviembre o diciembre a planificar todo y no se percató de nada.

Según se acercaba la fecha, me imagino yo que estaría pensando que muy poca vergüenza teníamos todos, porque si hablaba del tema yo no quería escuchar y me marchaba, y sus compañeros pasaban de decir nada, por lo tanto, pensaría que esta gente no iba ni a poner unas patatas fritas en la nave para despedirle, pero así fue, no hicimos nada y él no se daba cuenta de todo el movimiento.

Ya llegada la fecha, le comenté que quería quedar con él y su mujer para comer un día con ellos, le pareció bien, quedamos en la nave y les subí a mi coche, no sabía dónde íbamos a ir, pero les estuve hablando hasta que llegamos a Ajalvir, había avisado cuando les metí en el coche para que estuvieran preparados, pero cuando llegue a Ajalvir vi a unos cuantos por la zona, tuve que avisar sin que se diera cuenta Pepe. Él preguntaba que dónde íbamos, pero yo seguía despistando, hasta que ya no pude seguir haciéndolo porque me metí en un camino de tierra dónde no había ni casas, sólo campo, no quiero ni pensar lo que en esos momentos podía imaginarse él, su mujer lo sabía todo por lo que estaba tranquila. Llegado a un punto, dónde se veía una finca a lo lejos, paré el coche y le puse un antifaz, hay madre, aquí ya las piernas nos temblaban a todos. Con los ojos tapados, llegué a la finca de la zona que, además de comer, tienen una plaza de toros para capeas y luego se puede tomar copas, y que casualmente lo regenta un veterinario Cipriano que le conocía yo por mi anterior trabajo en el Centro de Salud Pública. Pues con los ojos tapados vamos llegando a la entrada del restaurante, le saco del coche con los ojos tapados y a mí me dan mi camiseta. Tanto la mujer como yo que podíamos ver, al entrar y ver a todos con las camisetas puestas se nos nublaron los ojos, pero el momento llegó cuando le destape sus ojos y vio a todos sus compañeros con la camiseta de la foto que él me había pedido, ¡Como la iba a perder Pepe!, fue precioso. Le enseñamos su mini-yo, se hizo un montón de fotos con él. Empezamos a comer, se le dio muchos más regalos, estaba feliz y contento, a su mujer también le tocó algún que otro regalo sólo para ella. Todos estábamos muy contentos y felices.

Después hicimos una capea con las vaquillas, fue muy divertido y luego tocó baile y copas, terminamos a las tantas de la madrugada. Pero lo pasamos genial, recuerdo todavía la cara de felicidad de Pepe y de Carmen, felicidad y sorpresa, porque no se lo había imaginado. Aunque le había extrañado que nadie le hiciera nada, estaba resignado, pero se encontró con todo lo contrario. No podía ser menos Pepe, todos te adoramos y sabes que sigues siendo parte de Liberación. Y aunque ha pasado ya años desde que te jubilaste (2009), seguimos contando con él para la lotería, cenas, etc., y nos viene a visitar y hablamos, siempre que sus nietos le dejan, claro.

Fue un día que lo recordamos en muchos momentos, y como se acerca su cumpleaños, el 3 de marzo, aprovecho para escribir de él. Pepe sabes que te quiero y que te queremos mucho y que te has jubilado pero no dentro de nuestros corazones. Además aprovecho para felicitarte en tu cumpleaños.

Carmen Ruiz Atienza