Archiv para 2013

Regalos para agradecer

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Regalos concurso

Con todo lo que llevo escrito en el blog durante todos estos meses, me he dado cuenta todo lo que he recibido de la gente que me ha rodeado y que me siguen rodeando. Muchas personas me conocen personalmente, otras ni siquiera físicamente, no saben si soy rubia, morena, alta o baja, si soy lista o tonta, pero todas, absolutamente todas me han dado momentos insuperables.

Emplead@s, clientes, proveedores, compañer@s, amig@s, etc., todos han hecho que durante todo este tiempo fuera creciendo en conocimientos, experiencias en definitiva como persona haciendo que mi metro y medio de estatura se convirtiera en casi 3 metros.

Es muy agradable tener la sensación de que he estado en un continuo aprendizaje aportado por las personas que han pasado por mi vida y mi trabajo, y he permitido dejar huella en mí.

También es verdad que he sido selectiva. En todos los círculos que componen mi personalidad he intentado rodearme de gente que me pueda aportar algo que yo no tengo y a aquellas personas que no me aportaban nada las he expulsado de mi entorno. Y además, según he ido cumpliendo años me he vuelto más irreverente, menos educada, más descarada… en definitiva, he disimulado menos, por lo tanto, he podido echar de mi entorno todo aquello que no me hacían crecer o que me ponían demasiadas zancadillas.

Por todo ello, ahora he pensado, ¿cómo puedo devolver un poquito todo lo que a mí me han dado? Teniendo en cuenta  estos momentos complicados donde nos encontramos y  donde hacemos esfuerzos cada minuto para ver todo lo positivo que tenemos, que es mucho y está cerca.

Pues nada mejor que el concurso que estamos promoviendo en Facebook. Puede participar todo el mundo, empleados, ex-empleados, amigos, examigos, novios, exnovios, clientes, exclientes, clientes futuros… Todos los que quieran pueden participar. En el fondo, da un poco de miedo. Más gente desconocida o conocida entrando en un concurso donde yo he comprado el regalo.

Un regalo que hay que pensar que está hecho con mucho cariño y que sobre todo es para agradecer todo aquello recibido en tantos años y en tantas vivencias.

Sólo me queda decir: Gracias, muchas gracias a todos y a concursar, y el que gane que disfrute del regalo y se acuerde de que detrás del regalo hay muchas personas que tienen una gran sonrisa.

Por cierto, es el primer concurso, pero no va a ser el último, por lo tanto, al que no le toque, que espere a los siguientes.

Carmen Ruiz Atienza

En recuerdo a mis clientes pasados, presentes y futuros

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Clientes Liberación 2000

Una cosa que ha traído la crisis, entre otras muchas, son los cambios producidos en la relación cliente-proveedor. Ha existido una guerra de precios entre empresas del mismo sector que ha hecho que el cliente utilice esa arma para seguir arrancando algunos centimillos. Y las empresas han decidido cambiar calidad por precio. Como dicen mis comerciales: “no todo lo barato vale”. El problema es que sin la ética no vamos a poder poner freno a las exigencias.

Y el caso es que, yo mismamente, me llego a enfadar con mis grandes proveedores, puesto que no me dan el trato que yo doy a mis clientes.

Lo comparo con mi generación, que parecemos el eslabón perdido de la obediencia. Me explico. Mi generación era de sumo respeto a los padres y hacíamos lo que se nos ordenaba que se hiciera con unos pequeños momentos de rebeldía. Cuando fuimos padres, por no repetir las enseñanzas de los nuestros, educamos de diferente manera: más social y democrática. Al final, hemos pasado de obedecer a los padres a mandar poco o nada a los hijos. Soy la generación de los palos, estoy en el medio. También tengo que decir que, la siguiente a la mía es peor, es la de la permisibilidad total, y aquí, ya se produce la frase de “ancha es Castilla”. Lo peor de todo es que yo también la sufro. ¿Veis como pertenezco a la generación del eslabón perdido de la obediencia? Cualquiera otra generación, por delante o por detrás, está por encima.

Pues en el trabajo pasa lo mismo, mis proveedores son los grandes, luz, teléfono, etc., y ellos van a lo suyo arrasando. Sólo te hacen caso si dices que te vas o que cambias, porque como también están dentro del juego de la competencia feroz y atacan los precios, pues estamos todo el tiempo jugando a “yo más”.

Pero, ¿dónde dejamos la calidad? Han reducido el número de personal para ajustar los costes y eso repercute en la atención que hacen al cliente.

Además, existe la frase de “política de empresa”. Es una frase genial, perfecta, ideal, pero, ¿qué hay detrás de la frase? Pues normalmente es una subida de importes o te lo dicen para no contestarte nada de nada. Voy a poner un ejemplo de un proveedor. Ha habido 3 años que el proveedor decidió congelar los precios debido a la crisis. Tengo que decir que los primeros años de crisis, él subía perfectamente los precios, pero un año decidió congelar y así 2 años más, pero cuando llegó el tercer año hizo una subida del 25%. Al preguntar por dicha barbaridad, me contestaron “por política de empresa”. “¿Qué política?” – respondí yo. “¿Queréis subir en un año lo que no se había subido en los 3 años anteriores que se había congelado los precios?” Pues sí, va a ser que sí.

Nosotros hemos congelado durante varios años los precios y cuando volvamos a subir, estará basado en la base que tenemos, no le aplicaremos el % por ciento elevado con la suma de lo que se hubiera subido en los años anteriores, que además, tampoco es así puesto que en tres años era imposible que se subiera una media de 8.30% por año con la que está cayendo.

Otras veces, y para mentirte más elegantemente, te contestan: “por política de empresa”. Con lo cual, me encuentro que mis proveedores no me tratan como deberían y, al mismo tiempo, mis clientes quieren que la calidad sea la misma o más, pero el precio vaya bajando cada vez más y más, y parezcamos como la canción “algo chiquitito, algo pequeñito…”.

Ha habido momentos que me ha recordado a un gran bazar islámico. La primera vez que estuve en una Medina fue en Túnez y me reía mucho cuando me tiraban de la mano para meterme dentro de la tienda y me decían “barato, muy barato, más barato que en Carrefour” o “hola, hola, pepsicola”. ¡Qué gracia!, esto lo decía de pequeñita. Pero la realidad es que tenías que regatear si querías comprar algo. Y cuando te llevabas un adorno a más de la mitad de precio, te quedabas con la sensación de que, de todas las maneras, te habían timado.

En Egipto, nos vendían unos collares con los pendientes y pulseras cada vez más baratos, mientras fumabas en pipa y no te dejaban ni respirar y te agobiaban. Al final, alguien compró, se me acercó el vendedor y me dijo: “te lo dejo a mitad de precio que a la otra persona”. Le había timado.

Pues así pasa casi ahora. Tienes un precio con el cliente, viene la competencia, te llama, le ajustas el precio si puedes, no has terminado de firmar y te vuelve a llamar.

Los clientes te comentan: “es que yo quiero trabajar con vosotros, pero os vais de precio, pero quiero porque lo hacéis muy bien”. Claro, eso lo sé yo, pero si queremos pagar todos los impuestos, todos los salarios, todas las obligaciones, y todo el mundo tener su negocio, eso tiene un precio, que la crisis ya ha hecho bajarnos los humos, pero tiene un precio y no se puede estar enseñando el caramelo todo el rato a condición de un euro pero exigiendo la calidad de Armani.

Añoro a esos clientes, ya me van quedando menos, se me están marchando como las hojas de los árboles se van perdiendo con el otoño. Las hojas que se han ido ya no vuelven, vienen otras pero no son las anteriores.

El cliente de calidad está contento, no da problemas, es comprensivo, quizás porque ha utilizado a los otros y ha preferido que seamos nosotros los que estemos preocupados por sus envíos y él esté tranquilo, porque lleva años sin tener el más mínimo problema, eso es cosa nuestra. Por desgracia, cada día me quedan menos de este tipo de clientes, la mayoría son los de bajar céntimo a céntimo, euro a euro. Pero, digo yo, ¿no se es capaz de pensar que se pone una empresa como negocio? Digamos que adaptados a los nuevos tiempos, pero al fin y al cabo negocio o ¿alguien invierte su dinero, tiempo y vida en algo que no da beneficios?

Lógicamente, los clientes que aprecian la calidad son conscientes del esfuerzo realizado, de que es bueno para él y sus clientes y lógicamente para el resto de los humanos.

¿Cuánto cuesta tu tiempo? ¿Cuánto cuesta la atención continua de comerciales y administrativos? ¿Cómo puedo yo valorarlo? Porque a lo mejor puedo bajar los precios del servicio, pero dando peor atención telefónica, sin gastos de uniformidad, sin gastos de personal administrativo, sin comerciales, etc. ¿Así avanzamos en España?

¿Estamos en los Zocos o estamos en Europa?

Europa, vocablo que ahora se utiliza una y otra vez para identificarse como que no perteneces a un país despectivamente. Pero en realidad, ¿dónde estamos?. En uno de mis viajes a Suiza, país que parece que no tiene crisis porque tiene el dinero de los que provocan dichas crisis (presuntamente), son tan legales que, -nos contó la guía que en todos los pequeños pueblos-, aparte de estar todos con sus banderitas de su país en los balcones, la última o la primera casa del pueblo plantaba en un pequeño terreno flores, y como ellos tienen costumbre de ir los fines de semana a comer con amigos y familiares y llevar flores, cogían las flores de estos vecinos y dejaban el dinero que en cada tiesto ponía. ¡Y no había nadie que cobrara ni vigilara! ¿Os lo podéis creer? Y nunca faltaba dinero. Sabían lo que tenían que hacer y lo hacían, sin necesidad de estar una persona regateando ni con la vara en la mano para que pague lo que es justo. Porque en realidad, todo gira en eso, se paga lo justo o lo que uno piensa que es lo justo. ¿Quién puede decidir si mi trabajo es caro o es barato? ¿La competencia? Esta competencia ¿hace el mismo trabajo y con la misma rapidez que yo? Algunas veces lo dudo, pero para conseguir mejor precio mis clientes dicen que sí, que hacen lo mismo o más. Entonces, ¿por qué quieres volver a trabajar con Nacex o quieres que te hagamos mejor precio para no irte? Algo no cuadra, pero me tengo que aguantar, porque al final, la gente prefiere trabajar más barato y con peor calidad.

Tengo que decir que me he encontrado con clientes que para bajar sus costes (no es que los quieran repercutir en el precio del servicio de transporte, que hasta cierto punto es lo lógico) también quieren que hagamos de contables, de botones, de recepcionistas, etc., administrativos en general, eso sí, no con el mismo precio, no, hay que bajarlo más todavía.

¿Y qué me contáis de esos clientes que eran buenos pagadores? Sería capaz de enrollarme en una alfombra como Cleopatra y dar sorpresas continuas a esos clientes, son Dioses, o Cesares o Marcos Antonios. Ídolos de otros tiempos.

También quiero hablar de un tipo de clientes que han nacido con la crisis y el regateo. Es un cliente que piensa que está por encima del bien y del mal, que tiene grandes conocimientos del transporte (y con seguridad será verdad todo), pero que además esto del regateo le parece que es un gran invento y entra en el juego. El primero que llega le ofrece el precio más barato, pero no se da cuenta de dos cosas:

  • Casi seguro que en alguna parte de la factura tiene otros costes;
  • No ofrece el ok de entrega igual que nosotros o la incidencia, etc.

Sólo se fija en el precio unitario. Y, ¿qué nos encontramos al final? Que no es correcto lo que le dicen y además pueden aumentar pesos o medidas, etc. Por lo tanto, cuando conseguimos ver la factura y vemos dónde se producen los cambios, hay algunos clientes que vuelven a la tranquilidad que damos, aunque otros siguen entrando en el juego, y una vez, que han conseguido la información, vuelven al otro proveedor para seguir negociando. Y así, una y otra vez. Porque el cliente no es fiel, aunque hay algunos que lo son siempre.

Yo por ejemplo soy diferente, considero que es el proveedor el que tiene que tener cuidado con el cliente y si pone un precio yo no suelo regatear, lo pago, eso sí, me tiene que demostrar que su trabajo es directamente proporcional a su precio, si no es así, a lo mejor ya con el tiempo les dejo, pero sin discutir, sin decir nada más.

En fin, adoro aquellos recuerdos de clientes donde el precio era importante pero la calidad era el día a día nuestro, donde se producía nuestro crecimiento como empresa y como persona. Porque al esforzarme en conseguir la calidad, se estaba continuamente creciendo. Sin esfuerzo no hay crecimiento.

Carmen Ruiz Atienza

Semana de tapas en Torrejón

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

torrejon se destapa

Somos fans de los pequeños placeres, los de nuestro día a día, por ejemplo las tapas. Porque, ¿qué mejor que unas tapas en buena compañía? Esta semana, se celebra un evento que queremos recomendar: la VI Feria de las Tapas “Torrejón se DesTapa”.

Tendrá lugar del 19 al 22 de septiembre en Torrejón y participarán más de 40 establecimientos hoteleros. Tras la buena acogida y participación de la pasada edición, este año, se contarán con algunas novedades, como las actuaciones de grupos locales para ambientar las zonas donde se celebra. Podéis consultar más información y el horario del evento en el siguiente enlace:

 

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Sanse apuesta por el Autogas

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

Autogas

El Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes y la compañía Respol firmaron ayer, 16 de septiembre, un convenio de colaboración para promover el uso de vehículos municipales y privados propulsados con AutoGas. Con esta acción, el municipio quiere involucrarse más con el medio ambiente y contribuir a mejorar la calidad del aire.

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Bailando con lobos

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Día Internacional Democracia

El 15 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Democracia. Al ver ésta anotación, me ha venido a la cabeza lo duro que fue crear la democracia que hoy tenemos pero que no llegamos a disfrutar plenamente. Siempre estamos con quejas, con exigencias, con envidias, y no llegamos a ningún puerto porque falta lo más importante que debería de tener un pueblo: respeto. Es mi opinión. Si llegamos a hacer una reflexión del porqué de las guerras, de las luchas entre naciones, de la supremacía de las soberanías, etc.; si profundizamos en todo esto, nos damos cuenta que es por falta de respeto hacia los demás. El yo individualizado sobre el nosotros colectivo. Quizás somos nosotros nuestros propios enemigos, por eso bailamos entre lobos aunque algunos bajo una piel de cordero, cuya tolerancia puede ser hasta complicada y sucia, una vez que se araña la superficie.

Pero en honor al Día Internacional de la Democracia y sabiendo que hoy en día hay muchos países que no saben ni siquiera lo que significa esta palabra y los pueblos siguen subyugados a la incultura para dominar a la persona, quiero recordar mis vivencias con una dictadura y la explosión de la democracia.

Yo solamente viví 13 años en la dictadura, y teniendo en cuenta la inocencia de los primeros años, tengo pocos recuerdos desagradables de esa época. En mi casa no se hablaba de política, pero ni una sola palabra. Cuando salía el dictador en pantalla no se hacía ni el más mínimo comentario, podría haber micrófonos en las paredes de casa o los vecinos estar escuchando, por lo tanto, de mis padres no salía ni un murmullo. Para mí, Franco era ese señor mayor a quien le temblaban las manos y la voz, que pegaba unas charlas larguísimas en Navidad pero como no había otra cosa, se veía aunque no se entendiera. Era una época donde todo era recogimiento, en Navidad se salía a la misa de gallo, en Semana Santa se cerraban todos los bares, cines, etc., se tomaba potaje, etc. Este señor entraba a las iglesias bajo palio.

Total que, un jueves aparece un señor en televisión llorando y diciendo que “Franco ha muerto”, a mí me dan días de vacaciones en el colegio y me da pena. Compro en el quiosco un libro que sale gris sobre su vida con un vinilo con sus discursos. Presiento que es algo histórico y lo quiero tener guardado para el conocimiento de mis futuros hijos. Hoy en día no lo tengo. Cuando mi familia se atrevió a contarme las historias que se habían vivido, pensé que mejor era que nadie viera aquello y mucho menos que se recordara. Pero en aquellos días, yo no me daba cuenta ni sabía porque no me lo contaban. Tengo que decir que mi época es diferente a las generaciones anteriores, a mí en el colegio no me obligaban a cantar nada antes de empezar las clases, no me llevaban a ningún sitio para aprender a cocinar, gimnasia, ni “sección femenina” ni servicio social ni nada de nada que generaciones anteriores a mí tuvieron que vivir, era todo más light aunque ocurrían cosas horribles pero no se hablaba en la televisión de ello. En esos días, los únicos dos canales de televisión, de todas las radios, periódicos, etc., la noticia era su muerte. Ahora sé que mucha gente pensaban (no se atrevía en hacerlo en voz alta) si sólo era la muerte de una persona o era la muerte de una época. Muchos dejaron de respirar fuerte para no llamar la atención. Todo vino posteriormente muy deprisa, jura del rey, entierro, cortes, etc. No sé si pongo bien el orden, pero creo que ahora es poco importante porque no estoy haciendo un libro de historia sino recordando lo difícil que fue conseguir lo que ahora tenemos. El padre del Rey tuvo que abdicar en su hijo. ¿Alguien puede imaginar lo que este gesto pudo significar? Aunque no sea monárquica creo que las caras lo decían todo. Poco a poco voy conociendo las historias familiares y los pensamientos. Mi mente empieza a percibir la realidad, ¡jolines con el viejecito de los discursos! Ahora empiezo a entender porque mi abuela está como ausente muchas veces, recordaba cuando la detuvieron por ser hermana de alguien y lo que la electricidad puede hacer por los senos de una mujer. También entiendo porque no voy nunca a rezar a la tumba de mi abuelo, parece que tras el indulto firmado, el mismo que mi abuelo había ocultado cuando estaban los rojos en el pueblo hace que no se cumpla el indulto y que le  ejecuten en una cuneta perdida, el motivo fue que también había ocultado a un rojo cuando estaban los nacionales en el pueblo. También entiendo porque un tío mío que le había tocado en el bando nacional tosía tanto, porque había trabajado en la Cruz del Valle de los Caídos y tenía los pulmones contaminados, porque además a él le había tocado en un bando y a su hermano en el otro y no quería disparar. Fui descubriendo poco a poco la historia de mi familia y fue pasando el tiempo y me di cuenta del momento que se estaba viviendo, era importante pero luego me di cuenta de lo frágil que podía ser todavía. Poco a poco llegó al democracia, pero al principio era como el destape. Como se había estado tanto tiempo rezando y siendo todo tabú, llega la libertad y todo hace que salgan, como una botella de champagne, cantidad de burbujas que hacen que se te suba a la cabeza y seas feliz. Recuerdo una canción de la época: “Libertad, libertad sin ira, guárdate tú miedo y tu ira porque hay libertad”. Esta canción que al principio fue prohibida, al final se hizo famosa en 1976. Eran los comienzos de la democracia, no se sabía si los anteriores se iban a conformar, estas personas si que eran valientes. Se atrevieron a cantarla y a mí me despertaron mi lado más revolucionario. Gracias Jarcha.

Termine la EGB y me marché a otro colegio a hacer el BUP, en pleno Madrid, en la milla de oro como es conocida ahora esa zona. Serrano, Velázquez, Ayala, es un instituto femenino que me recomiendan para salir de la protección que había tenido en el colegio. Un barrio donde la derecha de la época anterior tenía su fortín, donde los loden, castellanos, brillantina, etc., era la indumentaria típica de una juventud típica de otros tiempos. En esos momentos practico las carreras que posteriormente serán mí día a día, puesto que me meto en todos los berenjenales que uno se pueda imaginar. Aquí me persiguen los que quieren que cante una canción de unos antes y que no me obligaron a aprenderme en mi colegio, por lo tanto, salvo las primeras palabras, no me la sabía, pues tocaba correr, la primera que llegaba avisaba al celador y cerraban las puertas en cuanto entraba la última.

Tuvimos constitución, todavía recuerdo la que se metía en los buzones. No puedo todavía votarla, no tengo la edad pero acompaño a mi familia ante ese momento histórico. Para la redacción de la constitución se reunieron unos ponentes de muy diferentes ideas políticas, religiosas, de todo tipo y aunque parezca hoy en día increíble LLEGARON A SACAR EL TEXTO CONSESUADO.

Y así fueron pasando los años y se fue construyendo la democracia. ¿Seguro? ¡Nooo!

Cuando más tranquilos parecía que estábamos, nos encontramos con que algunos no estaban de acuerdo y querían volver años atrás.  Y nos llega el 23 de febrero de 1981. Yo ya tenía 19 años recién cumplidos, tuve que dejar de estudiar para ponerme a trabajar e iba contenta a mi trabajo leyendo un libro que ponía “prohibido por la dictadura”, trabajaba cerca de donde había estudiado pero ya nadie me perseguía ni siquiera fantasmas y debía de ser la inocencia de la juventud. Poníamos la radio, teníamos que escuchar lo que pasaba en el congreso. Suarez había dimitido (¿?) y Calvo Sotelo tenía que ser envestido como nuevo presidente de Gobierno. Estábamos expectantes pero sin miedo, era nuevo para la democracia pero ya parecía todo más relajado, se había legalizado hasta el partido comunista, ¿Qué podía pasar si hasta esto se había conseguido? Pues claro que podían pasar cosas, de repente se oyeron disparos, “todos al suelo”, el comentarista empezó a bajar la voz y comentó lo que estaba viendo. Mi jefa se puso a gritar: “¡Quema éste libro! ¿Quieres que nos vayamos todos a la cárcel?”. Nos asomamos a la terraza porque oímos gritos, en todas las ventanas habían sacado las banderas anteriores y estaban cantando. ¡Qué pesaditos con la dichosa canción! Menos mal que ahora nos ponemos protección 50 para ponernos mirando al sol. No hay móviles, el teléfono comunica, consigo hablar con mis padres. “No te muevas hija, te vamos a buscar en el coche”. Mi jefa “quema el libro nos vas a buscar la ruina”. Mi padre ya había llegado, me esperaba abajo, yo estaba en la última planta. Mi jefa me tiró el libro a la cara, lo metí en el bolso y para abajo saludando a los vecinos que me encontraba. Me metí en el coche, íbamos rápido al barrio, aquí es difícil caminar, quería protegerme en mi casa con mi gente. Las piernas temblaban las de una marioneta pero que nadie sujetaba los hilos. Ya había llegado a mi barrio, la gente estaba haciendo hogueras para quemar papeles. El papel que se había conseguido reunir en estos pocos años. Vigilia, nadie se va a la cama, salió el Rey y dijo que todo estaba tranquilo y controlado. Empezaron a salir los militares. Se cantaba, se leían manifiestos, las lágrimas por la cara de todo el mundo pero el orgullo reforzado, nadie nos iba quitar lo que teníamos. Aute saca la canción “al alba”, su amante la libertad. Éramos conscientes de lo que podíamos perder y me salió la Agustina de Aragón que he visto tantas veces en las películas que nos ponían una y otra vez, pero que me hacía entender lo difícil que era dar de comer a la libertad.

Por eso, cuando hoy en día veo y oigo con una ligereza pasmosa cómo se quiere engañar, mentir, cambiar, ocultar, robar, etc., y no hay respeto por todo aquello que muchas personas han llegado a dar su vida por una ideología, me entra una gran tristeza.

  • Mejorar, siempre.
  • Cambiar para bien, yo la primera.
  • Crecer en libertad, para mi generación y futuras.
  • Respetar, hasta el infinito. Pero cuidado, tu libertad termina cuando empieza mi libertad.
  • Mi mayor libertad son mis pensamientos. No hay que intentar cambiarlos a la fuerza.
  • No quiero que me obliguen algo que no quiero escuchar, tengo que tener libre elección.
  • Como dijo Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, pero hay que añadir que hay que buscar la senda que haga que tú puedas vivir tu libertad sin terminar con la de los otros.

 Celebremos entre todos que tenemos democracia, siempre mejorable, pero no la tiremos al fango, que parece que nos gusta echar por tierra lo que tanto trabajo ha costado, no echemos a perder lo que tenemos que ya bastante complicada es la vida para que la hagamos más difícil.

Aunque si bailamos entre lobos, ¿no será que es por envidia?

Feliz Día de la Democracia

Carmen Ruiz Atienza