Archiv para mayo, 2013

Nacex, crecex, te reproducex y muerex

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

No sin mi hija

Ahora que he empezado a describir aquellos “maravillosos” años en los cuales empecé a aprender todo lo relacionado con el mundillo de los negocios, me ha venido a la mente la frase que se inventaron la competencia para hablar de nosotros: “Nacex, crecex, te reproducex y muerex”. No se tuvo una idea brillante, pero durante muchos meses era la que se oía en todas partes. Tengo que decir que nos ayudó bastante, puesto que empezamos a decirla también nosotros y se demostró que además de tener ilusión teníamos humor. Poco a poco las empresas también nos empezaron a conocer por los de la “Diana”, por lo parecido que era nuestro logo a una diana del tiro de arco, por ejemplo. Todo era positivo, lo importante es que se hablara de nosotros, aunque fuera de esta manera. Nosotros teníamos que demostrar que somos buenos trabajando “La calidad es la mejor publicidad” y eso fue lo que conseguimos y lo que seguimos haciendo, demostrando que nuestra calidad es también beneficiosa para la calidad de los clientes de nuestros clientes. Todo es una gran cadena.

Pero siguiendo con la narración dónde se demuestra que nada es fácil, nos encontramos a los 3 meses de empezar nuestra andadura por estos mundos. El dinero que nos habían dado al hipotecar por segunda vez la casa para empezar el negocio se había esfumado y encima estábamos con casi ningún cliente. Además, la forma de pago no era instantánea. No teníamos a nadie que nos pudiera ayudar económicamente, pero al final un familiar nos dejó un poco de dinero y conseguimos superar un mes. Y no sé cómo, echando el resto, empezamos poco a poco a despegar.

En Nacex hubo cambios operativos y de dirección. Todo esto hizo que me desequilibrara emocionalmente un poco más y me hacía preguntas:

  • ¿Nacex llegará la parte de “crecex… o estábamos cerca del muerex”?
  • ¿Me dará tiempo a ver algo de dinero en el banco?

Recuerdo que durante el primer año dormía poco o casi nada, estaba nerviosa, insegura.

Yo soy persona visual, es decir, todo lo trabajo con las imágenes, hojas de cálculo, etc.  Y todo empezaba a verse bien en ellas, pero no físicamente. Me explico, la hoja de cálculo ya indicaba que se estaba haciendo bien el trabajo, pero el saldo del banco no era muy claro porque lógicamente casi todo estaba como pendiente de cobro. Se había cogido a clientes que pagaban casi 2 veces al año. Por tanto, los primeros 6 meses estuvimos sin cobrar. Si es verdad que a partir del primer pago ya se recibía todos los meses, otros pagaban a 3 meses, el raro era el que pagaba al mes fecha factura. Hay que tener en cuenta que salvo el cliente esporádico, el mínimo de forma de pago es 30 días fecha factura y esto sigue más o menos igual, aunque saquen las leyes que se quiera. Si quieres un cliente tendrás que hacerlo con sus condiciones porque siempre habrán otros que las acepten, y muchas veces se ha tenido que dejar en la cuneta alguno porque las exigencias eran demasiado elevadas, sin tener en cuenta lo que se da a cambio.

Pero siguiendo con mi relato, nos encontramos que el trabajo es duro, no se termina en un horario laboral, se sigue en casa, en festivos, en fines de semana, en cualquier momento de tu vida. Es tan duro que me llamaron del colegio de mi hija. Había llegado el momento anual del análisis psicológico y de capacidades que hacían y resulta que vieron algo que les extrañó mucho. Mi hija tenía 7 años, y a la hora que le dijeron que dibujara a una familia (algo típico de los psicólogos), me retiró un poco del dibujo. Otros años, siempre habíamos estado cogidos de la mano, pero ese año me apartó. Cuando me enseñaron ese dibujo se me hizo un nudo en el estómago y los ojos vidriosos. Era lógico, antes disponía de la tarde para estar con ella y en cambio, en ese momento la empresa me dedicaba mucho tiempo, demasiado.

Tuve que cambiar el chip con las relaciones.

Es importante reconocer que Laura (mi hija) ha mamado casi desde niña este trabajo. La recuerdo en la nave, tumbada encima de carro, dormida, mientras que nosotros estábamos trabajando a altas horas de la noche. Era porque teníamos un “masivo”, bendita palabra, y no se podía sacar en un día y lo hicimos por la noche para que saliera todo al día siguiente. También la recuerdo haciendo sus deberes a mi lado mientras que yo aprovechaba el fin de semana para facturar, porque no podíamos perder ni un día en hacerlo. Un día de retraso significaba cobrar más tarde, y era un privilegio que no nos podíamos permitir.

Al final conseguimos estar juntas y que no sintiera que la estaba abandonando. Era mejor tenerla junto a mí que no dejarla con algún familiar, o por lo menos lo justo. Por eso, cuando se la pregunta por este trabajo, ahora que tiene 24 años, dice que lo ha mamado desde pequeñita. Y es verdad.

Hoy en día es mi socia, mi apoyo en los momentos difíciles en la empresa y en mi vida. Estudió la carrera de Administración y Dirección de Empresa sin repetir ningún año y cuando terminó empezó a trabajar conmigo en la empresa y hubo un cambio de aires, al mismo tiempo que empezó a ser mi profesora porque la nueva generación tiene:

  • Frescura
  • Imaginación
  • Muy buenas ideas
  • Ganas de superación siempre que se les dé la oportunidad.
  • No tienen secretos con las nuevas tecnologías, han nacido con ellas
  • Saber adaptarse a los cambios mucho mejor

Por eso, tengo que dar gracias a mi hija porque no sólo ha superado mis ausencias, sino que cada día me enseña más cosas y siempre me tiene las neuronas en continuo movimiento.

El personal la llama “la jefilla” porque yo soy la “jefa”, pero habría que ver como la respetan y la escuchan también, porque no dice nada que no sea coherente.

Ya voy a dejar de hablar de mi hija, porque estaría horas y horas, pero es justo decir que estoy orgullosa de ella y que me ayuda mucho no, lo siguiente.

Carmen Ruiz Atienza

No soy “superwoman”, tengo un buen equipo

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Sin mi equipo de Liberación 2000 no consigo nada

En esta entrada semanal, voy a hacer un pequeño “Kit-Kat” sobre la historia del comienzo de mi aprendizaje como emprendedora, que además, me hace recordar que igual que pasa cuando tienes un hijo, el tiempo pasa, sin darte cuenta, demasiado deprisa.

En este texto me voy a dedicar a hablar del personal de mi empresa.

Tengo que reconocer que el personal de una empresa es la espina dorsal. Hay trabajadores que pueden ayudar a la empresa, pero también los hay que las pueden hundir. De todo hay en la viña del señor. Igual que hay empresarios que pueden levantar o hundir a la misma empresa. Hoy en día, estamos viviendo todas las posibilidades y combinaciones posibles entre jefes-trabajadores y sus resultados.

Un equipo acoplado entre ellos mismos y el jefe tarda muchos años en formarse, mínimo 5, creo que he leído en alguna parte. Yo tengo la suerte de poder trabajar con profesionales que iniciaron conmigo la historia de Nacex. Otros llevan más de 5 años conmigo, por lo tanto, la plantilla está muy asentada.

Un equipo se tiene que acoplar entre varias vertientes:

  • El jefe con el jefe: esto es importante, puesto que hay que tener en cuenta que yo pasé de tener unos jefes a ser jefa. Igual que no hay un manual de cómo ser madre, tampoco lo hay para ser jefa. Por lo tanto, no sólo te tienes que enfrentar con el aprendizaje de la creación de la empresa, sino también el saber relacionarse con personas que pueden ser más jóvenes que tú, más mayores, mujeres y hombres. A veces, he tenido miradas dirigidas hacia mí con miedo, preguntando si sería capaz de sacar adelante algún tema. Algunos confiaban y otros pensaban que no lo lograría.
  • El jefe con los empleados: un aprendizaje que te da el tiempo. Venía de obedecer y pasaba a mandar. Durante todos estos años, he pasado por todas las etapas. Mi opinión es que igual que cuando educas a tu hijo, el principio de las relaciones tiene que ser “seria”. Una vez crees que el aprendizaje está más o menos entendido, puedes abrir un poco la mano, pero también tengo que decir que con un límite, puesto que durante una etapa que tuve de más relación, al final, se confundieron las obligaciones. Yo he tenido trabajadores que pensaban y decían que “El jefe es malo por naturaleza” y otros muchos que reconocen el esfuerzo y el trabajo realizado. Una ensalada con todos los ingredientes.
  • El empleado con el empleado: como en toda empresa, en Liberación 2000 existen varios departamentos diferenciados, no sólo por trabajo sino también por forma de actuar. Yo soy de la opinión que para estar en un sitio en concreto, tu forma de ver la vida laboral es directamente proporcional a tu trabajo, me explico con las divisiones que tenemos en la empresa:
    • Conductores: en mi caso son autónomos, emprendedores también, pero libres. Dependen de unas normas que ponemos en la empresa, pero al fin y al cabo, salen por la mañana, hacen su trabajo, vuelven a la oficina, vuelven a salir, y se relacionan mucho entre ellos, y ahora al bajar el trabajo, se relacionan un poco más con el personal de la oficina. Esto hace que vean las cosas de muy diferente manera, pero tengo que decir que cuando han llegado las vacas flacas, han dado la talla. Su trabajo es perfecto. De todos los equipos de conductores que he tenido a lo largo de estos años, estoy segura que el actual es el mejor de todos. Son años conmigo y por lo tanto estamos acoplados.
    • Comerciales: de ellos depende la primera captación del cliente. Digo la primera porque una vez que el cliente entra a trabajar es el trabajo de los administrativos, mensajeros, la red de Nacex (mis compañeros delegados que les dedicaré un texto a ellos para agradecerles también su trabajo) y por último, cerramos el círculo con el mantenimiento de los comerciales. Son también unos espíritus libres, que les cuesta obedecer y salir de su zona de confort, pero que hay que reconocer que no todo el mundo es capaz de “hacer puerta fría”. Hay que tener un temple muy bueno porque muchas veces lo que reciben son malas caras o malas contestaciones.
    • Administrativos: Son los que están pegados a un ordenador y teléfono, vigilando a todos los envíos (otra historia que escribiré es cómo se controlan todos los envíos uno por uno hasta que llegan a su destino), escuchando los enfados de los clientes, aunque también son los que reciben las felicitaciones.

Tengo que decir que todo mi personal, al llevar mucho tiempo conmigo, son los mejores “del mundo mundial y parte del extranjero”, y por eso, en todas las convenciones recibimos el premio a las 15 mejores delegaciones Nacex entre más de 300 que somos en toda España.

Tengo que decir que actualmente tengo 2 Delegaciones Nacex (2801 y 2826) y como no soy Dios y no puedo estar en todas partes a la vez, mi personal goza de toda mi confianza para poder dejarles solos. Y actúan así.

Recuerdo una vez que después de asistir a un curso de Inteligencia Emocional, llegue a la oficina a poner en práctica lo aprendido y pregunté dónde se clasificaban ellos:

      1. Puedo – No quiero
      2. Puedo – Quiero
      3. No puedo – quiero
      4. No puedo – no quiero

Todos dijeron más o menos lo mismo, entre el punto 2 y el 3. Tengo que decir que mi personal está en los 4 puntos, y que además según las circunstancias, pueden pasar de un punto a otro en poco tiempo. Pero hay algo importante de cuando se crea un grupo fuerte, en muchas ocasiones no es el jefe el que vuelve a redirigir al personal, es el propio equipo el que hace que otros funcionen. Es decir, como el libro “Fuenteovejuna, todos a una”.

Gracias al equipo de Liberación 2000, seguimos aguantando la crisis, saldremos más reforzados y conseguiremos volver a la situación anterior.

¿Y tú en qué punto te encuentras de los 4?

Yo estoy muy fuerte, en el punto de SI SE PUEDE Y SI SE QUIERE.

Carmen Ruiz Atienza