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La caída del Imperio del cuerpo

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Estamos en una sociedad donde lo único importante es la imagen. El cuerpo perfecto, la cara bellísima, todo nuestro mundo gira en una educación de la estética que llega a ser enfermiza en muchos casos. Pero el problema viene cuando el paso del tiempo hace que, por muchos avances tecnológicos que tengamos, el cuerpo pierda su elasticidad, su tersura, su fuerza. Y esto es algo que no podemos evitar, tarde o temprano pasa, sin importar las veces que nos operemos o lo mucho que nos cuidemos. Al final todos nos hacemos mayores.

Somos una sociedad de mayores y cada vez más mayores. En estos días que he estado en el hospital para tratar a mi madre y he visto como toda la planta estaba ocupada por personas mayores, de la misma edad que mi madre (86 años) o más todavía si cabe. Tengo que decir que los comentarios de todos los que estábamos allí cuidando a nuestros familiares iban por los mismos derroteros; supongo que esta generación pasó muchas penalidades con la guerra y la postguerra, pero es una generación que puede con todo.

Es lógico pensar que lo poco que comían seguramente era de mucha más calidad que lo que hacemos actualmente. Las frutas y verduras estaban mejor cuidadas, incluso parecido sino igual a lo que ahora llámanos huertos ecológicos y antes era el día a día. Los animales eran engordados con los productos de la tierra, naturales. No hacía falta poner música clásica para relajar a las vacas y que dieran mejor leche y su carne podía comerse con la seguridad de que no estaba contaminada por otros agentes externos como los antibióticos; cuando un animal se pone enfermo, ahora, se lo trata con antibióticos, los cuales también acabaremos consumiendo nosotros de forma indirecta.

En cualquier caso, e independientemente de las diferencias entre la actualidad y antaño, no podemos negar que nos hemos topado con una sociedad “de viejos”, un punto al que todos acabaremos llegando tarde o temprano.

Y desde aquí revindico que al personal que trabaja en hospitales y/o que trata cada día con mayores reciba formación que le ayude a desarrollar aptitudes específicas para poder desarrollar bien su trabajo; enseñarles a tratar a personas mayores, ya que en la mayoría de ocasiones éstas tienen problemas para comunicarse e interactuar con el resto (ya sea porque no ven bien, porque no oyen o porque les cuesta asimilar las ideas).

Es gracioso ver cómo los médicos cuando pasan visita te piden que te salgas y tú con mucha educación y cuidado, le dices que ha perdido un poco la razón y que es sorda, pero de todas las maneras te dice que salgas, y desde el pasillo, oyes a grito pelado, le preguntas que hacen a tu madre y como es imposible tener una respuesta lógica. Y tengo que decir que esta vez hemos tenido suerte, porque después de quedarse sin voz para conseguir preguntar algo a mi madre, salieron para explicarnos y hacernos algunas preguntas, lógicamente, puesto que mi madre podía contestar por peteneras.

Y digo que hemos tenido suerte, porque otro médico que la operó hace unos años, NUNCA se dirigió directamente a los familiares. Incluso le decías, “doctor por favor” y el contestaba “ahora hablo con ustedes” y hasta hoy.

Otra cosa que he reflexionado es cómo lo hacen las personas que no tienen hijos o sus hijos están lejos de casa y no pueden estar mucho tiempo en el hospital acompañando a su familiar.

Es muy fuerte, y creo que se necesita un buen curso de reciclaje para estos momentos.

También me ha dado por pensar que en vez de gastarse el dinero en tonterías muchos gobiernos deberían decicarse a construir residencias del estado, porque es donde vamos a ir todos a parar, porque la mentalidad nuestra es la de no molestar a los hijos y además estar con gente de la misma edad y mismas aficiones, pero claro, encima son pocas y las privadas super caras.

Esto es el negocio del futuro, las residencias de ancianos. Donde el personal esté concienciado a mimar a las personas mayores. Y digo mimar, porque son tan sensibles nuestros mayores igual que cuando tienes a un bebé en brazos. Son muy frágiles, aunque, a diferencia de un bebé, son rebeldes, pero con la sensibilidad a flor de piel y me lleva los demonios cuando veo que se les trata mal.

Porque hay que pensar que nuestro fin va a ser ese, no saber dónde estás, tropezar porque no ves bien, decir algo que ha ocurrido hace años como si fuera ahora mismo, perder la intimidad, etc., etc.

Por muchos avances estéticos o tecnológicos, el cuerpo se va estropeando, pudriendo incluso. Y aquí llego a la frase de una doctora mía que decía “la mujer cuando es útil para la naturaleza, el cuerpo la protege, cuando deja de ser útil, la abandona”.

Y yo con esta frase le cambio algunas palabras y digo “cuando eres útil para la sociedad te apoya, pero cuando decaes, te da una patada y te manda al hoyo más profundo del abandono y la soledad”.

Pero no olvidaros, todos vamos a llegar y si no llegamos, malo, porque estaremos entonces criando malvas.

Por último, como acaba de ser el día de la mujer, quisiera dedicar mi recuerdo a aquellas mujeres de hace más de un siglo que son las verdaderas luchadoras por la igualdad y las que sufrieron día a día aquello que ninguna persona debiera haber sufrido. Ellas son nuestros ejemplos y sobre todo el mío.