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La ‘primer’ de la clase

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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El mes de septiembre para mí todavía significa el comienzo de curso, como he dicho muchas veces, pero no sólo el curso laboral, sino también el personal. Pero también, y teniendo en cuenta ahora el cambio de estudios que ha habido este año, es momento para recordar cómo se estudiaba antes. No voy a valorar si era mejor o peor que ahora, tenía sus cosas positivas y sus cosas negativas, pero creo que había menos fracaso escolar y sobre todo, las personas salíamos del colegio con un mínimo de vocabulario y sabiendo dónde se encontraban los ríos españoles, cuáles eran los reyes que nos habían gobernado y dónde podías situar en un mapa cualquier capital del mundo.

Que yo recuerde, de pequeña he ido a dos colegios diferentes y luego al instituto. El primer colegio que recuerdo era uno que estaba en el portal de debajo de mi casa. Se llamaba Colegio San Lorenzo, como mi barrio. Habían unido 2 pisos bajos y eran las clases, por lo tanto, en una clase podíamos estar varios niños de diferentes edades y la profesora daba la clase a todos según el nivel que ella sola podría saber. En mi casa había un libro de mis hermanas que parecía el libro gordo de petete, pero estaban todas las asignaturas posibles. ¡Y se estudiaba!

Yo del primer colegio recuerdo el olor a lapiceros, las tizas, las sillas… En mi época no existían los sacapuntas en las casas de los pobres, los lapiceros se afilaban con un cuchillo. Recuerdo a mi padre haciéndolo por las noches y también aquel olor…

Era el olor a madera cortada. Yo no tenía gomas de borrar, era la miga del pan. Y tenía que seguir la dirección del pelo del papel para no hacer agujeros o que se transparentara la hoja. Lo recuerdo muy bien. Mi madre era ama de casa, por lo cual, sólo trabajaba mi padre y en total éramos 5 de familia, más las abuelas que también las teníamos con nosotras, sobre todo a una, y más adelante a la otra. Mis dos abuelas murieron en mi casa, y en otro momento hablaré de una de ellas que aunque el final fue bastante malo, tengo que decir que viví muchas anécdotas divertidas en sus últimos momentos con ella.

El segundo colegio al que fui ya era otra cosa, ya era un señor colegio, se llamaba Santa Fe, y hoy en día ya ha desaparecido. Pero ya teníamos clases según cursos, separados en dos edificios diferentes los chicos de las chicas. No nos juntábamos ni en el recreo, nos veíamos a través de unas rejas o desde la ventana de la clase, pero si te pillaban estabas muerta.

El colegio era de un padre y 2 hijos y además también eran profesores. Tengo que reconocer que cuando yo llegué los profesores no eran tan duros como en las épocas de mis hermanas, que veían como podían coger de la patilla a cualquier chico y levantarlo un palmo del suelo. Yo eso no lo he visto, ahora bien, lo que yo si he vivido es cuando nos pasaban la lección y nos sacaban en medio circulo, pregunta tras pregunta ibas respondiendo e ibas ganando posiciones, pero llegaba el momento de que alguien no se sabía la respuesta o bien se había torcido de la fila y entonces llegaban y nos hacían poner a todos la palma de las manos y reglazo va y reglazo viene, si es verdad que a algunas les daban con ganas y a otras más flojito. Yo creo que esas vivencias han hecho que sea tan obediente que no soy capaz ni de saltarme un semáforo en ámbar. Allí estuve hasta 8º de E.G.B. Yo no era la primera de la clase, pero podría estar entre la segunda y la tercera, me gustaba estudiar y se me daba bien, muy bien. He tenido unos profesores muy buenos. Tenía una profesora de francés que creo que también me daba lengua, que me enseñó tanto vocabulario en ese idioma y tanta gramática que me sirvió de mucho para el B.U.P y para los viajes que he realizado, y que todavía hoy en día soy capaz de hacer varias frases en ese idioma. Otro profesor que tuve era el de Literatura, genial, muy bueno. En su momento (algo se me ha olvidado) era gran conocedora de toda la literatura de todos los tiempos, no sólo en saber su biografía, sino también en toda su bibliografía. Otra profesora que me influyó mucho, fue la que me enseñaba historia, es increíble lo que pude aprender. Al final de mi estancia en ese colegio, también tuve a uno de los hijos del fundador del colegio como profesor de dibujo o tecnología. Era horrible, aunque mi primer apellido es Ruiz, me llamaban siempre por el segundo, éramos las hermanas Atienza. Nos sacaba a su mesa y el fumaba un gran puro y con mucho descaro nos echaba el humo y si tosías, lo hacía mucho más.

Al final del curso daban un diploma a los mejores estudiantes del curso, yo he recibido algunos, y como no teníamos un salón de actos, se hacía todo en el cine que estaba muy cerca (cine ahora desaparecido). Ahí también hacíamos obras de teatro y bailes regionales, era muy divertido. Recuerdo que yo de pequeña no sabía pronunciar bien la “erre”, además los que me conocen actualmente saben que algunas veces me atranco en una frase y seguro que lleva esa letrita. Fui elegida para hacer de chinito en una obra, que tenía que decir “El pelo de San Loque no tiene labo”, lo hacía genial, pero al final de la obra aprendía a decir la frase correctamente y yo no era capaz. Me cambiaron e hice el papel de flor, cuyas hojas era mi falda.

Son buenos recuerdos, duros, pero muy buenos. Además, creo que fue también en esa época en la que se modeló mejor mi futuro y mi carácter.

El mismo que me echaba humo pidió a mis padres que para terminar mi formación escolar no me mandaran a otro colegio privado, que me fuera a un Instituto para terminar de impulsar mi carácter y así se hizo, me mandaron a estudiar el B.U.P. al Instituto Beatriz Galindo y efectivamente se terminó de modelar no sólo mi persona sino también mi mente y estoy muy contenta.

Lo que es una pena es que las neuronas se pierdan por los años y haya olvidado muchas de las cosas que aprendí; aunque siempre estoy aprendiendo, algunas veces me pesa no acordarme de todo lo que sabía, aunque veo que a los concursos de la televisión bien podría presentarme todavía, porque hay que ver las preguntas que se fallan a veces…

¿Dejas asignaturas pendientes para Septiembre?

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Tengo que decir que yo sí. Voy dejando cosas pendientes para el mes de Septiembre que para mí es el mes de los cambios y es cuando doy forma a las ideas que los meses anteriores he ido maquinando. En realidad empieza el año en este mes.

Aunque ya lo he comentado en otras entradas, tengo que insistir que este trabajo es el único que he tenido. Las neuronas las tengo continuamente en funcionamiento y están expectantes ante los cambios que les voy a producir. Yo me las imagino como “Erase una vez el cuerpo humano”, con las piernas con tembleque y pensando “qué se le va a ocurrir a esta loca ahora”. Las neuronas son las únicas células humanas que no se regeneran, por lo tanto, las que se pierden se van para siempre. Algunas veces me gustaría estar en la cabeza de estas personas que no quieren cambios pero que incluso tampoco los admiten e incluso los boicotea. ¿Estarán obesas sus neuronas? Esta reflexión me recuerda a una persona en un viaje a Egipto que se acercó a mí a la hora del desayuno en el barco para viajar por el Nilo y me dijo “soy delgado porque pienso mucho” y me dejó con la palabra en la boca. Era un chico joven, que se acercaba de vez en cuando a las personas del viaje, decía una frase y sin esperar contestación ni opinión, te dejaba con tus pensamientos, porque a él no le importaba nada.

Hombre, yo no estoy delgada pero pienso mucho, con lo cual, voy a cambiar la frase por la que he puesto antes “las neuronas están obesas en aquellas personas que su mayor logro es ver pasar la vida”.

Pero seas como seas, si dejas que los demás te solucionen la vida o eres de esos que creen que todo lo que les pasa es por culpa de otros y nunca por su propia culpa, o seas de los otros tipos de persona que ante los problemas plantea las soluciones aunque sean equivocadas y la autocrítica es el motor de tu forma de vivir, hay que reconocer que todos llevamos un cartel que pone “hazme importante”.

Supongo que en vuestro entorno más cercano, del tipo que sea, os habéis dado cuenta que hay personas que necesitan que se les alabe su propio ego, dándoles ánimos, palmaditas en las espalda y además no admiten criticas ni obligaciones y mucho menos que se les saque de su zona confort, porque sólo se sienten seguros con lo que conocen y además piensan que lo dominan. Supongo que, a su manera además, son mucho más felices que las que estamos en continuo movimiento y cambios. ¿Pero cómo es posible que viendo que su entorno cambia, que ya no da resultado nada de lo que hacen o dicen, no haya una neurona que de una patada al resto para que se produzca el cambio necesario que el entorno te está exigiendo?

Dicen que está pasando la crisis, yo creo que hace ya tiempo que la gente quiere que esto ocurra pero las malas noticias han acobardado a las personas, como ya he comentado en otras ocasiones. ¿De qué van a vivir muchos cuando no haya crisis?, pero la realidad es que los ciudadanos estamos cansados de vivir con esta crisis que además no la hemos creado nosotros pero sí la estamos padeciendo. Porque es estupendo hacer caer grandes empresas, meter a un país en una grave crisis e irse de rositas a vivir de sus rentas y nosotros, que ni hemos entrado ni hemos salido, ni nos hemos llevado dinero, sólo hemos trabajado y trabajado y trabajado, pues aquí estamos esperando que se pongan de acuerdo en soluciones y no en peleas. Nos deberíamos de levantar de la silla y decir Basta ya.

Pero como no puedo hacer nada y como dice la frase que tanto me gustó en un curso que dice: piensa globalmente pero actúa localmente, y como no puedo solucionar el mundo, tendré que dedicarme a mi pequeño entorno. Creo firmemente que si todos poquito a poquito pusiéramos nuestro grano de arena, daríamos una lección a aquellos que se creen que están por encima del bien y del mal y que además nos quieren insultar llamándonos tontos como si no tuviéramos memoria ni supiéramos pensar: Otra frase muy buena es: Cuando te fijas, los “para qué” son muchos más útiles que los “por qué”. Volvemos a lo mismo, las personas que no quieren moverse dicen ¿y para qué? Y critican los aciertos y errores de los que han decidido que su motor es los para qué:

  • Para avanzar en mi vida familiar
  • Para crecer en mi vida social
  • Para superar en mi vida laboral
  • Para disfrutar con todas las vivencias que me produce la satisfacción de aportar algo, ya sea bien o mal.

Por tanto, claro que me dejo asignaturas pendientes para después del descanso estival ya que me ha servido para reflexionar, hacer estadísticas, analizar la situación ¿del país? No, de mi entorno cercano. He decidido no ver más televisión hasta que no desaparezcan aquellos pájaros de mal agüero (buitres noticieros) que sólo quieren dar malas noticias para que estemos “temblando y quietos”, que así es más fácil llevarnos al redil.

Pues debido a que soy rebelde por naturaleza y ya me persiguieron en su momento los grises, los marrones, los azules, los verdes, los de un partido político y los del otro y ya corrí bastante en esos días, no voy a consentir que ahora que vivimos mucho mejor, se nos quiera asustar con tonterías y sobre todo con mentiras.

Pongamos todos nuestros granitos de arena y hagamos que se entiendan que el pueblo es la fuerza de la política y del bienestar de todos.

Salgamos de nuestra zona confort que ya verás el susto que pegamos a los prepotentes.

Septiembre mes de cambios, comienza el nuevo año, y así pienso y así actúo.

Imagen extraída de El Economista

Carmen Ruiz Atienza