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¿Se puede cambiar a partir de los 50?

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Hace unos meses hablando de mi carácter, se me dijo “el que nace lechón muere cochino”. No sé si me llamaron guarra descaradamente o por el contrario me querían decir que es difícil cambiar mi personalidad. Aunque a mí me gusta más la frase “genio y figura hasta la sepultura”.

Pero tengo que decir que, a mi edad, estoy dispuesta a que se produzca un cambio en mi forma de ver la vida. Sé que va a ser muy complicado, incluso a lo mejor, imposible, pero voy a empezar este septiembre con la creencia de que lo voy a conseguir.

Y a lo mejor os preguntareis el porqué de este cambio, pues os tengo que decir que estoy cansada, muy cansada de nadar contra corriente. Veo que las personas que no son tan exigentes en sus vidas son más felices. Dejarse mecer por los momentos les provoca más placer que aquellos que estamos siempre queriendo mejorar y vivimos los retos como logros personales.

Pero miro a mi alrededor y veo que no todos piensan igual y luchar en este mundo, donde muchas veces la mediocridad está premiada, me ha agotado.

Va a ser muy difícil, pero seguiré con mis logros, pero lo que tengo que aprender es a no exigir a los demás que me entiendan ni que me sigan.

A lo mejor yo soy la equivocada y me he dado ahora cuenta. Si es así, nunca es tarde para rectificar y es lo que voy a hacer.

Tomarme la vida con más filosofía hará que disfrute más de lo que me rodea.

Muchas veces en algunas conversaciones he comentado “tenemos lo que nos merecemos” y creo que así, luchar sola o casi sola, cuando el resto están de acuerdo con la situación, es complicado de llevar y que conste que no es porque se tenga diferente opinión. Todos estamos de acuerdo en la injusticia, pero unos giran las cabezas y otros luchamos, pero al final, no se consigue nada, puesto que unos pocos no pueden con unos muchos.

Siempre he dicho que la crisis ha quitado la careta a muchas personas, y la crisis ha demostrado quién de verdad vale y quién está debajo de un paraguas esperando que acampe.

Vamos a ver si lo consigo y el resultado es positivo, el tiempo lo dirá y mis nervios lo templará.

Mis deberes para este curso están puestos, en unos meses veremos el resultado.

Optimismo vs Pesimismo

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Optimismo vs pesimismo

Hoy, me he levanto un poco “soviética”, y esto significa que me encuentro reivindicativa y paso a llamarme “Carmelosky”.

Llevamos muchos años de crisis. Está siendo larga y dura, pero hay personas y/o colectivos,  que yo creo que están deseando que la crisis no termine porque se les acaba su forma de vivir. Han hecho su negocio del problema, pero no en positivo, sino en propiciar la negatividad para su propia subsistencia.

Hay cosas que no entiendo, cuando todos gastábamos sin medir el dinero porque era fácil que un banco te diera cualquier préstamo, teníamos tantos coches como adultos con carnet hubiera en una misma casa, incluso en barrios donde aparcar significa dar vueltas y vueltas para conseguir una plaza. Pero no importaba porque se presumía de opulencia. Tener coche supone unos grandes gastos que ahora lo estamos viendo mejor: gasolina, seguro, revisiones, etc., y esto multiplicado por dos, tres y hasta cuatro, según el número familiar. Además, no se tenían coches antiguos, todos con coches nuevos, nada de segunda mano.

A su vez, estábamos cansados y los spas urbanos crecieron como setas en el campo. Incluso te encontrabas un spa en algunos sitios impensables. Lo que antes se veía   sólo en exquisitos balnearios que tendían a estar ocupados por personas de cierta edad para sus curas reumatológicas, en la época de la que estoy hablando, aparecieron  en cualquier hotel o en cualquier local del barrio más obrero posible. Y lo digo por mi barrio.

Los especialistas te daban información de la depresión por el cambio de hora. La depresión por la vuelta del trabajo después de las vacaciones, la depresión por la vuelta a los estudios… Total, nuestro cuerpo y mente necesitaban darse un baño con masaje a seis manos, un tratamiento de choco-terapia o un tratamiento anti-vejez a base de vino.

Yo me hago ésta pregunta: la gente del campo que se levantaba al alba y terminaba su jornada a la anochecida, con muchos hijos a su cargo y arando la tierra, ¿dónde tenía las depresiones?, ¿dónde tenían los traumas? Yo creo que no tenían tiempo para todo esto.

Pero ahora, estábamos en la sociedad del confort y todo era necesario para nuestro cuerpo y nuestra alma.

Al mismo tiempo, las vacaciones se cogían sin problema, elegías lo que más te gustaba sin mirar precios, de larga duración y mejor a hoteles porque en los apartamentos al final tienes que cocinar y limpiar. Con esto último sigo estando de acuerdo, aunque por necesidad es mejor hacerlo, más barato.

Los pisos subían de precio, más y más cada vez, los políticos decían que tenía que explotar la burbuja inmobiliaria, pero no hacían nada para evitarlo. Era dinero para las arcas de todos: ayuntamientos, comunidades autónomas, estado, notarios y bancos. Y claro, a ellos no les interesaba romper esto.

Es la misma hipocresía del tema del tabaco. Aunque pertenezca al grupo Logista, y por tanto algo relacionado del tabaco, hay que reconocer la hipocresía. Se nos ponen leyes para que se nos mire como apestados, fotos en los paquetes de tabaco para asustar, se anuncia lo que cuesta en la Seguridad Social un enfermo del tabaquismo…, pero bien que cuando necesitan más dinero suben los impuestos y viven del dinero que se llevan de los paquetes de tabaco, aunque sepan que es una droga y que matan a la gente. ¿No hay mayor hipocresía que esto? Yo llevo seis meses sin fumar, ya no les daré trabajo en la Seguridad Social, o a lo mejor si por ese tema o por otros, pero de momento no les pago más impuestos del tabaco (aunque sí otros impuestos).

Además del tema del tabaco y lo de los pisos, es la situación actual de algunos profesionales que están haciendo el negocio mientras que se sigan dando malas noticias.

Cuando no teníamos crisis y vivíamos felices gastando dinero que nos daban los bancos o los políticos gastando dinero que no teníamos, pues no pasaba nada. En la televisión, por ejemplo, había programas de fiesta, canciones, comedias, etc. Cuando ha llegado la crisis, la televisión se ha llenado de periodistas, críticos, etc., que programa tras programa, dan su opinión sobre la crisis y lo mal que lo hacen otros, pero no dan la solución. Es gracioso ver cómo, ante el mismo problema, se ven de diferente manera las soluciones. A mí no me hace gracia, porque algunas veces parece que nos quieren llamar tontos y sobre todo que no tenemos memoria. Repiten lo mismo una y otra vez, porque además los que hablan se ve claramente que son de un partido o de otro, los economistas también, pero ¿cómo es posible que sabiendo tanto y teniendo tantos conocimientos no han conseguido terminar con las crisis? A lo mejor, no les interesa porque si se termina la crisis no tendrían tanto trabajo porque en realidad  se van de una cadena a otra diciendo lo mismo.

Parece que hay un concurso para ver quién da la peor noticia posible. Una noticia positiva tiene un minuto de vida, la negativa horas y horas de televisión, tertulias, periódicos, opinión,  etc. Tenemos personas que antes no sabíamos que existían para que nos expliquen que es la prima de riesgo. Cuando estaba alta, salían un día sí y otro también para explicarlo en todos los medios de comunicación. Cuando está mejor, no sale nadie para hablar, se olvidan del tema, pero en cuanto sube unas décimas, ya oímos eso de “ya lo he dicho yo, no quiero ser pesimista pero ya lo sabía”, pero se vuelve a esconder cuando al poco vuelve a bajar.

Damos la enhorabuena a un pueblo o bomberos, policías, etc. que lo han dado todo en el accidente ferroviario de Galicia, y al día siguiente, sacamos errores de coordinación o hablamos de defectos cuando están en el aire proyectos de venta. Por supuesto que es necesario mejorar y que no tenía que haber muerto nadie, pero la solidaridad no nos puede dudar tan poco tiempo, por lo menos un poco de respeto a los familiares de esas víctimas que sufrirán más si oyen tantas cosas. Luego, los jueces ya dirán lo que tengan que decir.

Siguiendo con estos tertulianos que nos acribillan en programas, opinan en los periódicos, hablan en las radios, que tanto antes como ahora, han tenido la posibilidad de arreglar todos los problemas, pero no lo han hecho. Yo pienso: si se arreglan los problemas, ¿de qué vivirían ellos? Y me podéis contestar: de su profesión. Pues que lo hagan ya y dejen de darnos las charlas correspondientes, que además, se ven de diferente forma según el partido político que hable y/o actúe.

Estoy así porque este fin de semana he salido poco y he visto televisión. Me encuentro que durante la semana y a la misma hora, hay muchos programas de “actualidad” dando opiniones de jueces, abogados, política, sociedad, etc., ¿Alguien se ha preguntado las ideas que se dan a abogados defensores de delincuentes y asesinos donde se les está informando de los fallos del juicio? Pero llega el fin de semana y nos cambian las películas,  los musicales (que ya no existen) o las obras de teatro por más tertulias, para repetir lo mismo de toda la semana, por si acaso nos habíamos perdido algún segundo.

Eso sí, para ahorrar gasto, nos ponen las películas del siglo pasado, o las austriacas, alemanas o basadas en un hecho real de dolor y miseria, que te hacen adorar “Cine de Barrio” y Paco Martínez Soria.

Pero, ¿en realidad se produce un ahorro? o ¿lo que tendrían que pagar por una buena película se lo pagan a los tertulianos que van de cadena a cadena de televisión, radio y periódicos?

Antes, incluso había emisoras de radio que todo el rato ponían música. Ahora, encontrar una así es muy difícil. Menos mal que tenemos el iPod.

Yo quiero buenas noticias, que las hay y muchas, pero no venden tanto como las malas.

Necesitamos alegría, relajar nuestra cabeza de problemas, ánimos porque al final el que está más abajo es el que está sufriendo todo, canciones, que vuelva Peret, Chunguitos, la canción del verano, “La Barbacoa”, “Los Pajaritos”, lo que sea, pero que  disfrutemos del momento, que luego, te puede caer una bombona de butano y te lleva volando a las nubes.

Somos un país alegre, que toda esta gente no nos amargue la vida y saldremos adelante entre todos, no entre unos cuantos.

Hay que levantarse de la silla y exigir la “felicidad”. No viene en la constitución, pero debería de estar y deberíamos denunciar que nos la están robando.

Pensemos y publiquemos noticias positivas que LAS HAY.

Carmen Ruiz Atienza

Piedras en el camino

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

Piedras en el camino

Sigo con los recuerdos de aquellos años en que todo era nuevo y te producía una mezcla de inseguridad y temor, y que ahora tiene una frase para definirlo: salir de la zona confort. Es como el humorista que actualmente busca todos esos significados huérfanos de significantes para asignarles una palabra. ¿No os pasa a vosotros también? Yo tengo un problema con esto. Soy única para cambiar refranes, palabras, significados, etc., Me los invento, pero creo que es debido a mi etapa revolucionaria. No estoy de acuerdo con algunas palabras y me hago una rebelde mental, y además, me gustaría ser tan ocurrente como el humorista que hago referencia y que seguro que todo el mundo conoce.

Ahora que acabo de hablar de mi etapa revolucionaria, recuerdo a mi personal cuando se ríe y les cuento mis canciones según mis etapas. Todo el mundo a lo largo de su vida, pasa por diferentes etapas. Todas ellas están claramente relacionadas con canciones y/o hechos históricos, aunque sea para uno mismo. Yo he tenido varias etapas, muchas.

Una vez pasada la etapa de que nadie nos conocía, que empezamos a demostrar lo que podíamos conseguir y la crisis se marchó, empezamos a crecer y a crecer y a crecer.

En el año 1999, compramos una nave, la anterior estaba en alquiler. Nos trasladamos en julio-agosto de dicho año, aunque, tuvimos un robo total en junio de ese mismo año para despedirnos de la anterior nave. Este robo fue gracioso, aunque lo digo irónicamente como es lógico, debido al sufrimiento producido. Yo llevaba meses separada aunque seguimos trabajando juntos hasta el 2004, momento de la separación definitiva de las sociedades y por lo tanto, de las delegaciones. El día de San Antonio, santo de él, lo estábamos celebrando en su nueva casa. Un vecino me llamó para decirme que la puerta de la nave estaba abierta y que creía que nos habían robado. En esos momentos, yo tenía una furgoneta Nissan Serena para toda la familia. Cogí a mis padres, hermanos, sobrinos e hija, y todos en la furgoneta a toda velocidad para ir a la nave. La verdad es que intentaba no ir nerviosa y sobre todo, tenía que demostrar tranquilidad y cara de que no pasaba nada para no asustar a los que estaban dentro del coche. En San Sebastián de los Reyes hay una zona en la que cada pocos metros hay badenes, que además ahora han dado orden de rebajarlos, pero en aquel momento estaban súper altos. Como los pasaba a un poco más de la velocidad permitida (espero que ya esté prescrito o que no lea esto la Guardia Civil) cuando pasábamos por los badenes, se producían unos saltos, que uno de mis sobrinos aprovechó para querer hacer de superman y paso del final de la furgoneta hasta casi a mi lado, donde le frene. La furgoneta tenía dos asientos al final y luego un pasillo con dos asientos movibles, y al final la conductora y el acompañante. En total 6 plazas. Lo explico para  conseguir que podáis visualizar el momento.

Hablando de los famosos badenes de Sanse, en otro coche hizo que del golpe se estropeara el carter del coche, iba a una reunión de central, pasaba a buscar a una persona y, ¡zas!, noté un pequeño golpe en el bajo del coche. Llegué a buscar a la persona, llegué también a la reunión, pero cuando salí de ella, tenía todo el aceite en la acera del coche y sin locomoción posible. A esperar a la grúa. Otra anécdota.

Sigamos con el robo. Cuando llegué a la nave, me estaba esperando la policía. Me hablaron de muchas cosas, pero yo solo veía la nave VACÍA, totalmente vacía. No habían dejado nada o casi nada. Una pantalla, una CPU, alguna silla, mesa y la correa de mi cámara de fotos. Lo de mi cámara de fotos es gracioso, quería tener un recuerdo de la nave antigua y además hacer unas fotos de la nueva, y tenía la cámara de fotos en la nave. Se llevaron mis recuerdos y no tengo fotos de nada de lo que quería, porque se me quitaron las ganas durante un tiempo. Pero, ¿por qué me dejaron la correa? ¿Para que nunca me olvidara de esto? Recuerdo que, además, me dejaron una cajita pequeña vacía, pero como venía del extranjero venía con una factura, que gracias a Dios, nos sirvió porque al comunicárselo al cliente al principio tenía un valor enorme, pero luego cuando le enseñamos la caja se dio cuenta que era una pequeña “tuerca”.

Nos robaron en el fin de semana, por lo cual pudimos notificar a Nacex el lunes lo que nos estaba pasando. Lógicamente, no se podía hacer nada porque no teníamos ordenadores. Se hizo todo manualmente hasta el final, que nos llevamos los paquetes a la plataforma de Madrid y ahí tecleamos todo. Al mismo tiempo, estaba coordinando la llegada de un informático desde Barcelona para ponernos el servidor y los ordenadores. Estando en la plataforma tecleando sentada en una gran caja, me avisaron que el informático estaba en Madrid. Le fui a buscar al aeropuerto y nos marchamos a la nave, pero faltaban los ordenadores y el servidor. ¿Dónde estaban? Pues eran los asientos que teníamos en la plataforma. Fuimos a por ellos y estuvimos toda la noche en vela para arreglarlo todo. El pobre informático se vino a mi casa para dormir un poco y vuelta a empezar para la oficina. Y se arregló. ¿Veis cómo entre todos superábamos rápidamente los obstáculos?

Por desgracia, también nos robaron el fax. Por aquel entonces, el fax era lo que hoy es el Whatsapp, aunque parezca mentira. Las notificaciones de los envíos a Canarias, por ejemplo, se hacían por fax (bueno, hasta se hace ahora), y como ese lunes, avisamos de lo que nos estaba pasando, resulta que el martes, una delegación de Canarias dijo que nos había pedido la recogida por fax y que no se lo habíamos hecho. Al explicar lo que estaba pasando, dijo que era urgente y que me las apañara. Con mucho cariño un mensajero mío cogió el paquete, le metimos en un vuelo rumbo a las Islas, y allí que se marchó a hacer la entrega. No mucho más tarde (por desgracia no le dejamos estar mucho tiempo disfrutando del buen tiempo y tuvo un poco de tiempo de relax), vuelta para la península.

Todo esto ha servido para que, ahora, en nuestra Intranet tengamos continuamente información de todo lo que les ocurre a las agencias que no tienen fax, que no tienen teléfono, etc., Además, ahora, todo lo hacemos por ordenador y tenemos el tiempo que hay que contestar a una recogida. Por lo tanto, si vemos que no se lee, es que algo ha pasado, y podemos arreglar el problema antes de que el mal sea mayor. ¡Qué bien me hubiera venido esto a mí en ese momento!

Lo que es importante es que, al mismo tiempo que estábamos con el robo, se estaba preparando la nueva nave con coordinación telefónica, obras, licencias, etc. Luego Dios ahoga, pero no mata, aunque algunas veces lo he dudado.

Otro de los momentos más difíciles es cuando hay que despedir a las personas.

Es gracioso. Primero, tuve que aprender a preparar entrevistas para conseguir trabajo, luego a hacer exámenes para opositar, y ahora, era yo la que estaba en el otro lado de la mesa para hacer las entrevistas y saber si era la persona que nos interesaba en esos momentos. Pero, creo que esto lo dejaré para otra entrada dedicada a ello.

Y ya vale por hoy de piedras en el camino, siempre hay que mirar lo positivo y la fuerza que nos da todo lo que vivimos.

Carmen Ruiz Atienza