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El dolor callado

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Todos los años nos fijamos en ésta fecha, 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Para esa fecha, no hay municipio por pequeño que sea, ni institución, ni persona que no haga numerosas actividades para elogiar a las mujeres. Tanto a hombres como a las mujeres nos sale la vena de defensores de la igualdad, del reconocimiento de las valías personales de madres, hermanas, hijas, mujeres en general. Es el día en que menos se habla de tías buenas, pechos, culos, y es el día de hablar de inteligencia y de justicias.

En casi todos los municipios existe una concejalía o departamento de la Igualdad y subiendo de escalafón podemos encontrar mismas figuras en las comunidades autónomas y siguiendo subiendo en el estado. Esto me recuerda la famosa frase de “miembros y miembras”.

Pero todo esto de verdad ¿de qué sirve?. La realidad se muere a partir del 9 de Marzo, y la cruda verdad llama a nuestras puertas.

La mujer tiene que trabajar más, tiene que demostrar ser más inteligente, más fuerte, más madre, más hija, más todo, y aun demostrando su mayor inteligencia, siempre habrá el famoso grupo de machitos que la harán de menos y ella se sentirá de nuevo pequeñita, porque la mayoría se reirá de su mejor estado. Y como en las empresas todavía hay mayoría de hombres, siempre estará la reunión de gallitos que harán que las mujeres estén siempre mal valoradas por sus superiores.

Yo no estoy de acuerdo con una frase, y es esa en que nosotras mismas decimos “que las mayores enemigas de las mujeres somos nosotras mismas”. No es verdad, los mayores enemigos son esos “gallitos de corral” que ven como su inaptitud se ve reforzada al lado de una mujer, además puedo decir que de cualquier mujer, pues tengo que reconocer que aquellos hombres que son verdaderamente inteligentes nunca van a ver peligro en una mujer, al contrario, trabajará codo con codo con ella y harán grandes cosas. Son los cortos de mente, testosteronas andantes, acomplejados mentales, los que ven a una mujer como peligrosa, y es verdad, pero no por la mujer, sino por el pequeño cerebro del hombre.

Yo no estoy de acuerdo que el hombre es machista por la educación que han recibido, aunque reconozco que siempre cogen a algunos ejemplos y pueden ser incorrectos. Yo creo que el machismo o cualquier otra fobia entre animales racionales o no racionales es directamente proporcional a su inteligencia, y ojo que no digo inteligencia a tener “carreritis”, también puede ser inteligencia de la vida, de la experiencia, de la auto-enseñanza, etc., etc. No hay mayor sabiduría que nuestros hombres del campo, por ejemplo y a lo mejor no han ido mucho al colegio, pero tienen sabiduría.

Debido a la edad en que me encuentro ahora, me encantaría rodearme de hombres y/o mujeres que me enseñen cosas nuevas, desconocidas por mí, pero es difícil, porque todos los que me rodean saben más que los ratones, aunque sí es verdad que se creen que son perfectos y saben todo, pero en mi mente está que no, que ya les pillo en tonterías y mentiras.

Y lo peor es cuando llega ese hombre que como no puede rebatirte tus pensamientos ni tus actos utilizan la violencia, tanto física como verbal, y así satisfacer sus peores necesidades o bien para salir ganador de una batalla de números donde su cerebro le está indicando que no puede con la otra persona, pero como está por encima en el escalafón, pues a gritar y acallar.

En mis entradas de blog he contado en muchas ocasiones situaciones vividas por mí misma donde todavía el “machito” ridiculiza a las mujeres, y que tengo que decir, que todos los días me encuentro con gallos en el corral.

Para no echar toda la culpa a los hombres, puedo contar la típica llamada de una señorita preguntando por el director financiero, coger el teléfono un hombre y pasarme la llamada, que todavía tengo voz de mujer, y decirme la señorita “perdone, preguntaba por el director financiero y me iban a pasar” y yo les contesto “yo soy el director financiero de la empresa y hemos terminado de hablar”, todavía se piensan que le han pasado con la secretaria del director financiero. Después del primer enfado, luego digo, pobre, vaya disgusto que la he dado, hace esto porque la mayoría que le coge el teléfono son hombres y no está acostumbrada tanto a las mujeres, pero cuando yo se lo indico, se da cuenta y decide preguntar de otra manera.

Es igual que los correos corporativos y genéricos, que yo estoy en contra totalmente, pero hay veces que obligan. Cuando yo lo digo a cualquiera, me encuentra que me repiten la palabra genérica en femenino y yo tengo que decir que todavía el feminismo no ha llegado a mi empresa franquiciadora y que es en masculino. ¿Qué diría de esto la famosa ministra?

Queda mucho por hacer y no es haciendo que un día se haga actividades. No, hay que cambiar normas, reglas de juego, todo para que la mujer esté igual que los hombres.

No hay que sacar una palabrería cuando están cercas las elecciones, diciendo que hay que conseguir que ante el mismo puesto se gane lo mismo. Hay que actuar, hay que multar a la empresa, privada o estatal, a que se le pague lo mismo.

No hay que decir que paridad entre hombres y mujeres en las empresas o en el gobiernos. No, señores, tienen que estar los que de verdad valgan para el puesto, sean todos hombres o sean todas mujeres, pero elegidos por su valía y para eso si hay que formar comités de hombres y mujeres para que se analice, porque se cree. ¿No tienen multitud de asesores quién llega a un puesto elevado? Pues además de asesores, comités de elección de personal paritaria.

Cuando voy con mis padres mayores al médico sobre todo, veo a muchas personas mayores (porque señores la población cada vez es más mayor) acompañados por mujeres, o bien son esposas o son las hijas ¿dónde están los hijos acompañando a sus padres?, pues casi todos trabajando.

Los hombres pueden también llevar a los médicos a sus hijos, ¿pero van ellos o siguen siendo las madres las que se encargan de estos temas?. También son sus hijos.

Si es verdad que cada vez son más los que se conciencian de que es de todos, pero hemos pasado de ir sola la mujer con los hijos o los padres, a ahora que como se ve bien que los padres contribuyan, ahora van los dos, y que no digo que no se haga, pero antes no pasaba nada con que fuera solo la mujer, ahora no, ahora son los dos.

Y ahora voy a decir algo que seguro que no gusta a nadie y que otras personas que han comentado esto mismo han recibido hasta en el cielo de la boca, pero que por desgracia, es la realidad, la queramos decir o no, y lo que hay que hacer es arreglar el problema, no ir contra el que lo dice:

Primero quiero comentar que cuando yo me quedé embarazada luché todo lo que pude para no faltar al trabajo, y eso que estaba en el Ministerio de Educación y Ciencia trabajando, y que lo normal es que se faltara, pero yo hacía poco que venía de la empresa privada y tenía la convicción de que el embarazo no era una enfermedad y que era el motivo de que muchos empresarios no te cogieran a trabajar a las “edades fértiles”. Hasta el último momento estuve trabajando y cogiendo autobuses y que por cierto, no me dejaban el sitio para sentarme aunque tenía una tripa que le llegaba hasta al conductor.

Hoy en día, las mujeres sin tener nada peligroso o te cogen la baja al poco tiempo del conocimiento de su embarazo o bien tres meses antes de fecha de parto, deciden cogerse la baja. Ojo, no son todas y no estoy hablando de las que de verdad tienen un embarazo peligroso. Así oigo a mis compañeros “hombres” decir que prefieren contratar a un hombre y me da mucha rabia. Pero esto no se arregla gritando al que lo dice, porque es una realidad, la solución es que cuando una mujer esté embarazada y coja la baja antes del parto, que el estado se haga cargo de los salarios hasta que vuelva a recuperar el alta, pero el alta no de la maternidad, sino el alta de verdad, es decir, que vuelva a trabajar, porque si no tenemos las horas de lactancia que al final se convierten en días, y que se añaden al periodo. También es importante que se alargue el periodo de maternidad asumida por el estado y facilidades reales para conseguir la conciliación de la vida laboral y familiar. ¿Cómo es posible que una guardería estatal tenga el mismo horario y vacaciones que un colegio? ¿Qué se hace con los hijos entonces? ¿Pagamos más horas porque no se cuadra sus horarios con los horarios de cualquier trabajador? ¿Dónde los llevamos con tantas vacaciones, madre, padre, abuelos, tíos, vecinos?

Y para terminar de enfadar a las feministas acérrimas, he vivido dos casos de denuncias de malos tratos falsas para meter unos días a los hombres en el calabozo, que además, según la ley, de momento pasas dos días y luego te preguntan si eres inocente o culpable, pero que los dos días no te los quita casi nadie, y eso si no se recomiendan hacerlo antes de un festivo que caiga en viernes, que entonces pueden ser más días. Por desgracia esto existe, se quiera reconocer o no. Y la pena es que me desespero cuando veo a tantas mujeres muertas por estos temas y algunas “pedorras” aprovechándose de ésta ley para conseguir más dinero u otras cosas. Yo no estoy de acuerdo, y creo que se tiene que estudiar un poco el “negocio” que hay en este punto. Yo he vivido un caso en concreto que ni la misma jueza se creía la denuncia, pero no entró en trámite por el miedo que hay por si luego es verdad y salen en los medios de comunicación. Es decir, no sólo hay que mirar las denuncias que las juezas han tramitado y han castigado a la que ha mentido, hay que contabilizar todas aquellas denuncias que se deniegan (no se tramitan) que muchas son verdad. ¿Desde que salió la ley han bajado las muertes? Pues parece que no, y es que la solución no es meter en un calabozo, porque la que de verdad lo está sufriendo resulta que al final va el hombre la pilla y la mata ¿Dónde estaba la solución? Para ellas, las soluciones ya son tardes.

¿Y qué me decís de aquellas mujeres que cuando se separan o divorcian no dejan ver a los hijos hasta que no sale el juicio y que pueden pasar meses? ¿No hay nada que pueda arreglar este problema? Y además nadie de la familia contraria puede verles, ni abuelos, ni tíos, y si hubiera hermanos de otros matrimonios tampoco ¿quién les protege? Y si son pequeños y les llamas por teléfono, tienes que pasar por la madre, y si dice que no se pone, pues no se pone. ¿Y esto no se hace algo?

Son temas difíciles y controvertidos, lo tengo claro, que habrá muchos que están de acuerdo y otros que podrán el grito en el cielo, pero la realidad es que no me gusta celebrar este día mucho, porque hay tanto por hacer y no un día, sino uno detrás de otro, y cuando no se hable de éste tema, cuando no hay que discutir de que si los curas sean hombres o mujeres, cuando tengamos políticos inteligentes y dedicados al pueblo, cuando tengamos empresas activas y productivas, cuando miremos a todas las personas iguales, incluso respetando sus mentes cortas o digamos no tan lucidas, cuando no exista la supremacía de los músculos ante la delicadeza, cuando todo eso exista habrá que celebrar el respeto por la raza humana, pero lo dicho, queda mucho por hacer. Y ojo, que no toda la culpa lo tiene “los gallos” hay “gallinas” que es para echarlas a comer aparte, es un trabajo en grupo entre iguales.

Por lo tanto, si se quiere hacer actividades pues bueno, un poco de diversión no hace daño nunca, pero por favor, TRABAJEMOS TODOS en el mismo sentido y hacia el mismo lugar, LA LIBERTAD de los seres empiezan y terminan en nosotros mismos que somos los que nos ponemos los muros. ¡Feliz Día de la Mujer!

¿Y tú dónde estabas el 23-F?

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Hay momentos vividos a lo largo de la historia de una persona que se quedan marcados en la mente a lo largo de los años. Y da lo mismo si son buenos recuerdos como si son desagradables, pero se quedan en tus neuronas y son recordados cuando se cumple la fecha, alguien hace una referencia a ello, o como es este caso, es recordado en todos los servicios informativos de todas las cadenas de televisión y radio.

Si es verdad que los recuerdos cuando van pasando los años los vamos haciendo más y más grandes, según nos interesa, y solemos exagerar contando nuestras batallitas.

En mi caso, cada vez que llega esa fecha, recuerdo perfectamente que estaba haciendo y lo que sentí durante esas largas horas.

Tenía 19 años, aunque mi ilusión era hacer una carrera, todo se vio truncado, cuando a mi padre con 54 años le despidieron en otra de las crisis de esta santa nación. En otra entrada explicaré como una familia pudimos sobrevivir en ésta etapa debido a que mi padre nunca más nadie le volvió a contratar por mayor.

En vez de empezar una carrera, me puse a trabajar, tal y como comenté en otra entrada del blog, y por lo tanto, no me voy a recrear en el principio. Estaba en mi primer trabajo conseguido y hacía poco que había sido mi cumpleaños. El trabajo estaba ubicado en la última planta de la Calle Ayala, ubicada en la milla de oro de Madrid. Recuerdo una sala pequeña con muchos ordenadores en fila y una terracita que nos daba la vida en cuanto salía un poco de sol. En esa sala estábamos todo el día dando a la tecla, una y otra vez. Había dos tipos de empleados, los grabadores que tecleaban todo tipo de textos, incluso declaraciones de hacienda para el ministerio y luego estaban los verificadores que significaban que volvían a teclear lo mismo que los anteriores pero buscando errores. Como a mí no se me daba nada mal teclear y tenía mucha velocidad, en poco tiempo me pasaron a verificar los envíos. Recuerdo también a una jefa que era la hermana del jefe superior y que estaba siempre en la fila de atrás vigilando, aunque la recuerdo agradable.

Mientras que trabajábamos estábamos oyendo la radio porque era un día importante, había dimitido Adolfo Suarez y teníamos que tener un nuevo presidente, el pobre Leopoldo Calvo Sotelo, y digo pobre, porque sólo yo le recuero por éste momento y poco más.

En la radio se oía como estaban los diputados uno por uno votando, hasta que en un momento dado se oyó como una ráfaga de algo parecido a unos disparos y el comentarista sin saber explicar lo que pasaba. Y de repente se oyó el famoso “Quieto todo el mundo” y todos nos miramos con cara de susto y nos dimos cuenta de que algo estaba pasando y que no era bueno, pero que nada bueno.

El comentarista empezó a susurrar lo que estaba viendo, hasta que alguien le comentó que dejara de emitir, pero él siguió hablando cuando pensaba que podía.

A mí temblaba todo el cuerpo. Estaba fría como el mármol. Se empezó a oír gritos en la calle, nos asomamos a la terraza y vimos como todos los balcones sacaban las banderas del aguilucho y se ponían a vociferar aquellos gritos que algunos años antes te hacían temblar. ¡Qué miedo! Hay que tener en cuenta que la milla de oro era donde estaban todos aquellos potentados afín al antiguo régimen.

Todos pensamos que se estaba produciendo un golpe de estado y sólo queríamos estar con nuestras familias en nuestras casas y ver cómo terminaba el problema.

Mis padres, nerviosos, por no decir histéricos, estaban intentando localizarnos a las dos hijas que estábamos trabajando, puesto que la mayor ya estaba casada y la tenían localizada.

No funcionaban los teléfonos, todo el mundo estaba llamando, al final conseguí comunicarme con mi padre y me dijo que no me moviera, que él pasaba a buscarme en el coche.

Así lo hice, me quedé esperando en el trabajo. Igual hicieron mis compañeros.

Mi jefa me empezó a gritar en un momento dado, porque yo llevaba un libro prohibido por la dictadura franquista y quería que lo quemara. Yo le dije que no estaba para tirar el dinero y que iba a pasar del edificio al coche de mi padre, y que entonces ya pasaría a ser un problema mío y no suyo. No estaba contenta con mi contestación pero así lo hicimos.

Asomada al balcón esperé a que mi padre llegara y me pude ir con él a mi casa, a mi barrio, que cómo era y es un barrio obrero, la gente estaba muy asustada.

Impresiona no poder ver la televisión porque no se emitía nada importante salvo lo que los golpistas quisieron.

Pasaban las horas y no se sabía nada. En mi barrio empezaron a hacer hogueras, se estaban quemando libros, papeles, todo aquello que durante unos años se hubiera avanzado en la democracia.

Sobre las 8 de la tarde, se empieza a recibir información de la televisión, pero no era lo suficiente para la tranquilidad de todos. Poco a poco fueron pasando las horas, tenía mucho frío, cogida de la mano de mi padre, oía en la calle los gritos de las personas y se podía comprobar el miedo que estaban pasando.

Muchas horas, noticias de tanques, militares, diputados retenidos,… y nada claro todavía.

Esa noche es recordada como la “noche de los transistores”, porque los transistores eran los únicos por los que podíamos escuchar las noticias y todos los españoles teníamos uno de estos aparatos pegados a la oreja.

Sobre la 1 de la madrugada del 24 aproximadamente, sale el mensaje de su majestad el Rey, pero a mí, en contra de todos, no me inspiró tranquilidad. Era muy tarde, la grabación estaba bastante mal hecha y no entendía por qué no había salido antes a tranquilizar a su pueblo.

Se durmió unas horas, lo suficiente para descansar los ojos. No me extraña que durante esa noche Luis Eduardo Aute escribiera un himno a esa noche “Al Alba”.

¿Quién era el “elefante blanco”? Ese personaje que Tejero estuvo todo el rato esperando y que no llegó nunca, presuntamente.

Cuando empieza ya el día 24 se empieza a ver imágenes de lo que había ocurrido y vemos como militares están saltando por la ventana del congreso. Ya están dejando en libertad a algunas diputadas. Parece que todo vuelve a su sitio, que todo se va a terminar, pero todavía estamos pegados a la televisión y a la radio.

Nos reunimos todos, lloramos de alegría o quizás de la relajación después de esas horas tan tensas e inciertas.

Afuera, en la calle, los gritos son diferentes, ya son de alegría y se grita libertad, libertad.

Todo apunta a que se está terminando, se ve a Tejero hablando en la calle y saludando a sus militares. Mientras las imágenes están en televisión. Vemos el momento y como Suarez y Mellado se enfrentan a los golpistas. Luego comprobamos que Carrillo y Fraga son otros que no se van al suelo cuando lo ordenaron. Más tarde nos dice que había separado a unos políticos en diferentes zonas. Increíble.

Y los españoles temblando y con miedo. ¿Cómo pueden unos cuantos pensar que lo que la mayoría había ya votado y deseaban, por disponer de unas armas, podrían llegar a esto?

Al día siguiente, se celebró una multitudinaria manifestación en madrid en defensa de la democracia y las libertades cuyo emblema fue “Por la libertad, democracia y constitución” y una periodista leyó un comunicado. No eran lágrimas lo que se echaba, eran los llamados lagrimones. Al mismo tiempo se oía la canción de Jarcha, “libertad, libertad sin ira” Esta canción se hizo famosa unos años antes, pero ahora cobraba nuevo protagonismo.

Estos días los recuerdo como algo importante en mi vida y quizás también una nueva ventana a la política o a mi forma de ver las cosas.

Pero sobre todo tengo el recuerdo de miedo, mucho miedo, no sólo en mí sino en los ojos de todos los que me rodearon.

Tengo que decir el año pasado hicieron una especie de documental sobre éste golpe de estado, que yo lo empecé a ver cuando llevaba un buen rato su emisión y me quedé perpleja, indignada, no podía creer lo que se estaba diciendo en esos momentos, parecía que todo había sido una película, una mala película, volví a temblar como ese día y las lágrimas volvieron a mis ojos y sólo podía pensar que no me lo podía creer lo que estaba oyendo. Al final empecé a ver cosas raras e increíbles y claras, me dije, esto es una broma, pero una broma que a mí no me hizo ninguna gracia. Ya sé que somos muy graciosos los españoles, pero hay cosas que mejor dejar pasar el tiempo. Entiendo que los que eran mucho más jóvenes que yo, sólo sea una anécdota en sus vidas, pero los que ya teníamos una edad, y vimos esas miradas de miedo durante tantas horas, no encontrábamos la gracia en ningún sitio. Y creo que es de lo poco, que pasado ya 34 años sigo sin encontrarle ninguna cosa graciosa.

En fin, espero solamente que no se repita, que nadie quiera quitar las libertades de todo un pueblo por la fuerza en España, porque por desgracia, lo vemos continuamente en otros países.

Pero no quiero que algo que no estamos de acuerdo todo un pueblo se nos imponga a la fuerza porque alguien quiera tener protagonismo o quiera ocultar sus propias miserias y utilicen el poder para doblegar a unos ciudadanos. Aquí os dejo el estribillo de la canción y os animo a que la escuchéis y podéis comprobar, con vuestros propios oídos, lo que se dice en ella, que además, también la podríamos llevar a la actualidad perfectamente.

¡Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá
Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá