Publicaciones etiquetadas ‘Halloween’

Oferta Truco o Trato | ¡Tu 3r envío, al 50% de descuento!

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

oferta-truco-o-trato-2015-protada-blog

Aunque la noche de Halloween no se celebra hasta el próximo sábado, en Liberación 2000 hemos declarado oficialmente que esta semana es la semana del terror. ¡Nos encanta esta fiesta!

Por un lado hemos vestido nuestra oficina con nuestras peores galas, llenando nuestro mostrador de calaveras, gárgolas embrujadas y cochambrosas telarañas. Eso sí, ¡que el ambiente no os espante! Si os atrevéis a entrar en nuestra agencia Nacex, os obsequiaremos con un dulce para haceros más llevadero el día; sólo tienes que preguntarnos aquello de “¿Truco o trato?”.

Por otro lado, hemos preparado unas cuantas historias de terror ambientas en nuestro día a día, como homenaje a nuestra profesión y a esta fiesta que, aunque no es tan nuestra como el Día de todos los santos, también nos gusta mucho celebrar. No podía faltar tampoco una reflexión en el blog de Carmen, esta vez dedicada a los miedos, pero no a los superficiales, sino a aquellos que nacen de más adentro.

Y para ponerle un broche terroríficamente redondo a esta Semana de terror especial Halloween, ¡hemos preparado una oferta de miedo! ¿Qué te parecería que tu 3r envío te saliera a mitad de precio? Como lo lees, nuestra oferta #trucootrato consiste en un 50% de descuento en tu 3r envió.

Podrás acceder a esta promoción hasta el próximo 30 de Noviembre de 2015, aunque te recomendamos que antes consultes condiciones con nosotros (llámanos al 91 663 85 00).

OFERTA APLICABLE SÓLO EN LA AGENCIA NACEX 2801.

Para poder acogerte a la ella necesitarás el cupón con el código que te adjuntamos a continuación.

Miedo, mucho miedo

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

keyboard-114439_640

Estamos en la semana más terrorífica del año, Halloween, aunque también celebramos el Día de todos los santos no solo en España sino también en todos los países hispano-hablantes. El año pasado ya hice una entrada de Halloween vs el Día de todos los santos, por lo que no hace falta ya insistir y que cada uno elija la fiesta que mejor le haga pasar este mal rato, porque ninguna de las dos fiestas es demasiado agradable, por mucho que se las quiera revestir de risas.

La entrada de hoy la voy a dedicar a los miedos en general y en particular los míos; pero no los miedos a la oscuridad, a los sustos, a las fobias, etc., sino los miedos a comenzar una nueva vida, a un nuevo proyecto, a una nueva decisión.

Aunque celebramos el día del miedo ahora, en este mes, si nos damos cuenta, a lo largo del año y de todas nuestra vida, nos estamos enfrentando a una cantidad inusitada de temores, los cuales día a día van a ir modelando nuestra personalidad, la forma de relacionarnos entre nosotros y nuestro futuro también.

Ahora queda muy bien decir la frase de “salir de tu zona de confort”, pero en realidad, ¿de qué se trata? ¿De superar miedos y temores? Pues sí. Es mucho más cómodo estar impasible y que los demás te solucionen la vida y, si es posible, además criticar a los demás y a sus decisiones. Lo difícil es dar el salto y tomar decisiones. Esto lo vemos mucho en el trabajo, ¿quién no tiene un compañero que prefiere que se le dé órdenes y cumplirlas con menor o mayor acierto que plantear ideas para que se produzcan los cambios?

Es mucho más fácil la crítica, el sacar punta a las decisiones de los demás y es más complicado hacer cambios aunque sean para mejorar.

Y esto influye luego en tu vida, en las relaciones de las personas, en las relaciones de tu compañero de vida, en toda tú.

Siempre he sido persona de tomar decisiones, algunas acertadas, otras muchas equivocadas, pero me he tirado a la piscina. No quiero insistir en la parte laboral, porque ya he hablado mucho del tema y seguro que lo volveré hacer.

Voy a ponerme en la parte sensitiva más emocional, más del corazón.

Si analizo el por qué estoy divorciada, llego a una clara definición de mí misma. No sirvo para llevar las zapatillas al hombre macho que viene del trabajo cansado, porque entre otras cosas yo siempre he trabajado y también el cansancio hace mella en mi cuerpo. No soy servicial, “lo que tú quieres, cariño”, “vemos el futbol si te apetece, mi amor”, “vete tesoro con tus amigos, que yo me quedo haciendo la casa, cuidando de la niña y preparando reuniones, amor de mi vida”. No, claramente no soy de ese tipo de mujeres. Tengo el recuerdo de una conocida que coincidimos en vacaciones en unos apartamentos. Claramente yo prefería ir a un hotel donde me dieran todo hecho en las vacaciones y no en un apartamento que tenía que cocinar, limpiar y lavar la ropa igual que en casa o peor, porque me faltaba de todo. El primer día te tienes que dar una paliza haciendo la compra, luego colocándola, luego limpiando porque soy asquerosamente escrupulosa, y al final del primer día, ya estaba deseando que se terminara las vacaciones. Pero cuando no hay dinero, vas a donde puedas, aunque algunas veces es mejor no ir a ningún sitio. Pues recuerdo a esta pareja lo feliz que estaban, siempre enamorados, y como ella me comentaba, cuando le decía la paliza que es estar en un apartamento, que estaba muy contenta, puesto que su marido le ayudaba muchísimo, por ejemplo, estoy haciendo la ensaladilla rusa para comer y me ha pelado las patatas. ¡Dios! Se me calló el alma a los pies, pero que mala persona era yo, porque yo quería más ayuda, y mejor aún, no quería ayuda, quería que todo se hiciera entre los dos sin tener que decirlo, que digo yo que la ropa había que lavarla, los platos fregarlos, cuidar de la niña, etc., etc.,

¿Y qué tiene que ver todo esto con el miedo? Pues que en el momento de tomar la decisión decisiva, te entra mucho miedo, crees que no vas a poder hacerlo hasta que se te abren los ojos y te das cuenta que lo llevas haciendo años. Pero el resultado es que ella sigue casada y yo divorciada, y además considero que las dos estamos muy felices por nuestros estados.

Yo tengo una compañero de trabajo que hablando de estos temas me dijo que las personas tenemos listones, algunos la raya la ponen abajo y otros arriba, ¡y qué verdad es!.

También tengo que decir que hacer unos días, en una reunión, se nos habló de que teníamos que ser valientes en este año, tengo que decir, que una cosa es ser valiente y otra ser un suicida. Pero no pude decir nada porque es difícil exponer todas tus opiniones, sobre todo si no te dejan.

Pero si analizamos nuestro día a día, vemos que hay personas que siempre estamos superando miedos y lo trasladamos luego a nuestras relaciones personales.

Sólo un dato más, yo cuando era pequeña (en edad que ya sé que en estatura lo sigo siendo) tenía miedo a la oscuridad, a la soledad, a los perros, a todos aquellos animales que no tienen patas, etc., etc. y ahora vivo sola, voy por la casa sin encender luces, he tenido perros, y a los otros animales los he visto muy de cerca, libres y en cautividad, pero tengo que declarar, que siguen sin gustarme.

Por todo esto y mucho más, ¡Feliz Halloween! Y ¡Feliz día de todos los santos! Y recordad, los miedos te acotan tu espacio.

Semana de terror especial Halloween | Páginas encantadas

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

halloween-recurso-cc-v3

En Liberación 2000 vivimos la fiesta de Halloween de forma muy intensa. Aunque sabemos que se trata de una festividad típica en Estados Unidos, cada vez la hacemos más nuestra, ¡es tan divertida! Por eso esta semana compartiremos con vosotros algunas historias de terror ambientadas en nuestro día a día. ¡No te las pierdas! La historia de hoy es… “Páginas Encantadas“.

Semana del terror especial Halloween | Rosas marchitas

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

halloween-recurso-2

En Liberación 2000 vivimos la fiesta de Halloween de forma muy intensa. Aunque sabemos que se trata de una festividad típica en Estados Unidos, cada vez la hacemos más nuestra, ¡es tan divertida! Por eso esta semana compartiremos con vosotros algunas historias de terror ambientadas en nuestro día a día. ¡No te las pierdas! La historia de hoy es… “Rosas Marchitas“.

Semana del terror especial Halloween | La estatua

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Noticias

halloween-recurso-cc

En Liberación 2000 vivimos la fiesta de Halloween de forma muy intensa. Aunque sabemos que se trata de una festividad típica en Estados Unidos, cada vez la hacemos más nuestra, ¡es tan divertida! Por eso esta semana compartiremos con vosotros algunas historias de terror ambientadas en nuestro día a día. ¡No te las pierdas! Comenzamos con… “La Estatua“.

Halloween vs Día de Todos los Santos

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

cementerio-1

Durante toda semana hemos preparado historias y vídeo para Halloween. Es una fiesta puramente típica de países anglosajones, pero que poco a poco se está instalando en nuestro país, aunque no hay que olvidar que para nuestros mayores en España se celebra el Día de Todos los Santos, o lo que es lo mismo, es la fecha para llevar flores a las tumbas de los familiares, limpiar lápidas o rezar un poco. Tengo que decir que yo no estoy de acuerdo con estas visitas. No me gusta ir a los cementerios, salvo para conocerlos por algún motivo cultural, y pienso que, una vez que te mueres se acaba todo, pero respeto a quien lo haga.

2

La primera vez que fui a un cementerio era para visitar la tumba de mi abuelo, yo era pequeña, era en la Almudena, un cementerio enorme y yo lo veía todavía más grande debido a mi escasa edad. Ente tumbas buscamos la de mi abuelo, al final llegamos y solo oíamos llantos a nuestro alrededor. Al lado había una mujer que hablaba a la nada, lloraba y gritaba y preguntaba a la tumba por que la había dejado sola. Lloraba a su hija, acababa de morir. Mi padre al ver la cara que estábamos poniendo, nos cogió de la mano y nos fuimos, ya no volvimos, sólo cuando murió mi abuela.

No me gustan los cementerios, siempre me han dado miedo y respeto.

Cuando era jovencita, unos amigos míos decidieron entrar en el cementerio de mi barrio para ver los fuegos fatuos. Mi barrio tiene un cementerio pequeño porque antes era un pueblo cercano a Madrid, pero en 1949 se anexionaron a Madrid, por eso tiene un cementerio. Pues yo tendría aproximadamente unos 15 años, no estoy segura, pero más o menos. Todos mis amigos iban a ir, y entre ellos un chico que me hacía gracia. No era el primer chico que me gustaba, pero si el que más se podía haber acercado a ser algo importante. Pues aunque soy de naturaleza miedosa, ni corta ni perezosa, me marché con ellos para ver los dichosos fuegos fatuos. Lo primero que hubo que hacer fue saltar la valla del cementerio, por la noche se cerraba las puertas y por lo tanto había que hacer de alpinista. Aunque quien me conozca seguro que no se imagina que yo haga eso, tengo que decir que lo hice con gusto, puesto que mi galán amigo me estaba ayudando todo el rato y eso hacía que no me diera cuenta del sitio donde estaba, hasta que llegamos a estar dentro, ahí fue más fuerte mi terror  que las ganas que tenía para estar con el chico en cuestión, sobre todo cuando empezaron a sonar ruidos, supongo por el viento y las ramas de los árboles, y como la oscuridad era extrema, no había luna y las linternas solo alumbraban un pequeño recodo de las tumbas. Os puedo asegurar que, igual que para entrar me deje ayudar por mi pimpollo, para salir al día de hoy no puedo explicar cómo lo hice, pero salí a tal velocidad que creo que todavía hoy estoy corriendo.

3

Fijaros que si soy miedosa que en unas vacaciones en Villajoyosa fuimos al cine al aire libre. Echaban una película de Drácula, pero el Drácula antiguo. Menudo miedo pasé con la dichosa película y encima al aire libre. Corría el viento y parecía que estaba mi lado. Obligatoriamente aguanté hasta el final de la película, aunque os puedo asegurar que si hubiera podido, hubiera salido corriendo. Todo terminó y volvimos a la casa donde estábamos pasando las vacaciones. Me tocaba dormir con mi madre y yo no podía dormir, temblaba de miedo, pensaba que Drácula entraba en la habitación. Me giré para mirar a mi madre y empecé a ver cómo le crecían unos colmillos en la boca. Yo sudaba pero era incapaz de moverme. No era mi madre, era un vampiro. De repente vi como mi madre abría los ojos, yo miraba los colmillos, abría la boca, se acercaba a mí y yo temblando me oculté debajo de las sábanas, mientras oía una voz: “Mamen ¿qué te pasa? ¿No tienes sueño? Pues deja de moverte que no me dejas dormir”. Los colmillos desaparecieron, no vaya a ser que mi madre me arreara un bofetón y de golpe se me quitó todo el miedo.

En la foto que pongo para ilustrar el castillo de Drácula, tengo que decir que fue de mi viaje a Rumanía. Pero el castillo donde se rodaron todas las películas en realidad no era de Drácula, sólo pasó un día en él, pero el negocio ya está hecho. Nuestra guía, mientras nos llevaba a ver dicho Castillo, que estaba todo nevado, nos iba contando las historias de cómo celebran ellos éste día y lo que hacen cuando se muere una persona. Era un relato ideal para el trayecto. Algún día contaré este viaje que no tiene desperdicio.

4

También recuerdo otros momentos de miedo y era cuando tenía que ir a la iglesia para la catequesis. Como he dicho, mi barrio tiene cementerio y claro también una antigua iglesia. Cuando yo iba a dicha Iglesia para prepararme para mi primera comunión, era una Iglesia oscura, muy oscura y fría, muy fría. El cura nos hablaba del demonio todo el tiempo. Tengo que decir que el mismo cura era el profesor de religión del colegio, por lo tanto, nos conocía a la perfección. Y además es el mismo que luego me casó. Qué cosas tiene la vida ¿verdad?. Yo no sé por qué me tocaba sentarme siempre en la esquina al lado de un Cristo yacente, dentro de una urna de cristal. Muy realista, con cara de dolor y la sangre muy bien definida. No me dejaban cambiarme de sitio, siempre al lado del Cristo, que estaba entre tinieblas pero yo sabía que estaba ahí, mirándome o no, pero lo que estaba segura es que estaba muerto, sólo se movía en Semana Santa. Os juro que el catecismo me lo aprendía rápidamente para ver si conseguía salir antes de ese banco que parecía que me quemaba el culo. Mi imaginación era tan fuerte que veía como se movía el brazo, y giraba la cabeza. Dios mío, juro que no haré caso a Satanás y que seré buena para la eternidad. Yo creo que el motivo de que siempre que me siento en una mesa busco la silla mejor resguardada es por estos momentos que he vivido.

Pero no siempre puedo decir que me asustaba siendo pequeña, de mayor me ha pasado lo mismo. Tengo dos anécdotas ya siendo una gansa y madre.

Una fue en Italia, cerca de Milán hay un pueblo precioso, arriba de una montaña, aunque esto no es novedoso en Italia, era medieval y estábamos en Semana Santa, exactamente Viernes Santo. Estábamos en Milán visitando a mi sobrina que estaba haciendo el Erasmus ahí. Habíamos alquilado un coche, que por cierto, es de locura como conducen los italianos, pero los de Milán no tienen nombre, les da lo mismo los semáforos y las calles prohibidas. Estábamos cenando, un sitio tranquilo y precioso, de repente sonaron las campañas de la iglesia a muerto, había muerto Cristo. Llevaba años sin oír esos tañidos y los volví a oír allí, el salto que di en la silla fue enorme y la carne de gallina estaba por todo mi cuerpo, en el cogote sentí un soplo de aire y el vello se erizó. Que conste que ya estaba separada y estaba con mi hija, pero el miedo es el miedo a la edad que se tenga.

Otro momento de miedo fue una visita que hice con mi hija a Sevilla, en Semana Santa. De noche, con los Nazarenos con los capirotes puestos y sólo verles los ojos, yo me pegaba un susto detrás de otro, me tocaban para pedirme paso o un cigarrillo y yo me moría del susto.

Quizás me viene el miedo de la Semana Santa en Cuenca, que son unos pasos mucho más serios y tristes, nadie habla, sólo se oye la música y los pasos de los nazarenos. Con las luces de las velas nada más y el frío que siempre hace en Cuenca  solo curado con el Resoli, bebida típica en semana santa.

Siguiendo con Sevilla, hicimos fotos de todos los pasos, incluido del Gran Poder, y cuál es mi sorpresa cuando pasamos las fotos al ordenador, que el Cristo unas veces miraba para un sitio y otras para otro. Dios que susto. No he vuelto a ver dichas fotos, las tengo guardadas en lo más profundo de mi memoria.

Bueno, que hoy se tenga un Feliz Halloween o un Día de Todos los Santos lo más tranquilo que se pueda y no os olvidéis de mirar siempre a vuestra espalda, nunca se sabe quién puede estar.

 Carmen Ruiz Atienza

Semana del terror especial Halloween | Edificio fantasma

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

especial-halloween-historia-5

Por desgracia en nuestra zona, aunque entiendo que también en muchos otros sitios, cada vez hay más edificios vacíos y oficinas cerradas. Edificios que en su día estaban abarrotados, a la semana siguiente pasabas a visitarles y no quedaba nadie, únicamente quedaba el marco de la suciedad del cartel de la empresa sobre la pintura de la pared, al haber sido retirado tras muchos años.

Esto que os voy a contar me sucedió un día que fui a visitar a un cliente que está situado muy cerquita nuestro. Concretamente en un edificio de oficinas, justo al lado de Antena3. Entré por la puerta del edificio y vi que estaban remodelando el edificio entero: pintando, cambiando los suelos, los techos, las puertas, rediseñando algunos espacios de las oficinas…

Visitaba al único cliente que mantiene su sede en el edificio y, como siempre hago antes de entrar, refresque la planta y numero de oficina viendo la agenda y me di cuenta de que no la llevaba apuntada… ¡Siempre igual! Para no variar… Decidí montarme en el ascensor y subir a la tercera planta, creo que estaba ahí la empresa y si no era así tampoco pasaba nada, quizás conocía otra empresa nueva a quien saludar.

Entré como pude en el ascensor, estaba lleno de plásticos, cartones y en el aire flotaba un olor insoportable a pintura, casi costaba respirar. Pulse el botón 3, aún sin saber si aquello iba a ser capaz de subir… ¡Pues sí!  Comenzó a subir, no sin antes sonar toda la estructura del ascensor, moverse el suelo de un lado a otro sin parar y golpear el ascensor con las paredes en cada subida de entreplanta. Y por fin llegué al 3, salí del ascensor casi de un salto, vaya subidita en ascensor, nunca más.

Me encontré en el descansillo y las puertas de las oficinas estaban todas cerradas y me di cuenta que me había confundido de planta. Pero se empezó a cerrar la puerta del ascensor y con ellas desapareció toda la poca luz y claridad que podía existir en aquella planta. No veía nada, pero nada de nada, me pegue a la pared y comencé a andar en busca de la salida de emergencia, allí estarían las escaleras para bajar de planta.

Era pleno mes de Diciembre y serían las siete de la tarde, hacia corriente y un frio que no era normal, se notaba que estaba todo vacío. Continúe pegado a la pared y andando con cuidado, a la vez que andaba levantaba la voz y saludaba con el fin de que alguien me pudiera oír y guiarme: ¡hola!…!buenas tardes! pero nadie contestaba, me di cuenta que las paredes estaba húmedas y que mis manos se estaban mojando, con el contacto con la pared. Aparte algo me estaba rozando la cara y el pelo en todo momento, aquello me estaba empezando a poner nervioso.

Conseguí llegar hasta el final del pasillo y tocaba algo que parecía un cristal, pero un cristal opaco, no entraba nada de luz,  “que suerte” me dije. Empecé a oír como si alguien estuviera canturreando una canción o tarareando en la lejanía y me quede parado afinando el oído. Y de repente algo golpeo fuertemente el cristal, justo a donde estaba mirando en ese momento y pegue un grito tremendo y comencé a correr, fueron 5 metros, pero se me hizo eterno, abrí una puerta, bueno casi la arrolle y ¡por fin!. Eran las escaleras, las empecé a bajar de tres en tres y en casi cuatro saltos me presente en la segunda planta.

Salí a la segunda planta, y por fin allí estaba mi cliente, entre corriendo en la oficina y todos se dieron la vuelta para mirarme, debía de tener buena cara de susto. Me vi que tenía las manos negras, era pintura de las paredes de arriba. Pregunte por el baño y me fui a lavar las manos y de paso refrescarme, comencé a tranquilizarme, me eche un poco de agua y cuando me estaba lavando las manos, otra vez oí el tarareo y canturreo que había oído antes y con las mismas se produjo un golpetazo en la ventana ¡Zas!

Me di la vuelta casi temblando y vi al de mantenimiento con sus cascos de música, saludándome desde el exterior, estaba colgado de un arnés limpiando los cristales del edificio….

Semana del terror especial Halloween | El mensajero loco

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

especial-halloween-historia-4

Era una noche de luna llena. Estaba sola en casa, sentada en el sofá del salón con mi perro Boby. Boby es muy mimoso y suele dormir debajo de mi cama, así cuando tengo una pesadilla o tengo miedo, pongo la mano debajo de mi cama y si Boby me da un lametón, significa que todo va bien.

Salió en las noticias que un mensajero había entregado un paquete en el hospital psiquiátrico y que había habido “una incidencia” y que además tenían que dejar en observación al mensajero ya que había sufrido un “ataque” por el destinatario del paquete. No decían nada sobre qué tipo de “ataque” había sufrido el conductor, ya que lo único que este podía pronunciar era: “Rápido rápido, tengo que entregar este paquete Premium”-

A las dos horas emitieron una noticia urgente diciendo que el mensajero había escapado y aconsejaban que no salieran de las casas y que cerraran puertas y ventanas. Empecé a escuchar una serie de ruidos bastante extraños, corrí hacia la puerta para asegurarme que estaba cerrada y miré por la ventana para ver si veía a alguien… pero nada, todo parecía esta en calma.

Fui a mi habitación y me tapé con la colcha. Seguí escuchando pisadas y eso me asustó aún más, por lo que bajé la mano hacia Boby. Cuando noté el lametón me tranquilicé, consiguiendo dormir.

Al día siguiente me levanté, me hice el desayuno y al pasar al salón vi que había un paquete encima de la mesa. Se podía leer lo siguiente:

“Los locos también sabemos lamer”.

Semana del terror especial Halloween | Duérmete niña

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

especial-halloween-historia-3

En un pequeño pueblo de Madrid, una familia llegaba con sus tres hijas. Corría el mes de Octubre y los árboles ya estaban sin hojas, el frío había llegado y en las montañas empezaban a caer los primeros copos de nieve, avisando de que el invierno asomaba por la puerta.

Los paisanos eran campesinos vigorosos, las manos curtidas por el duro trabajo del arado y sus hombros encorvados; parecía que llevaran la dura carga del mundo sobre ellos. Las tres niñas agarradas de la mano de sus padres miraban asustadas a su nueva vivienda. La madre les soltó la mano y les dijo: “Venga perezosas, id a ver vuestra nueva habitación”. A Mamen, la más pequeña, le costaba subir las escaleras. Sus cortas piernas hacían que subir cada escalón le supusiera un sufrimiento. “Mejor utilizar también las manos”, pensó. Sin embargo, fue su hermana mayor la que la cogió y la llevó en brazos hasta arriba, ambas subiendo las empinadas escaleras.

¡Qué ilusión! Casa nueva, ¿tendremos una habitación diferente para cada una? Si es así, la pequeña era demasiado chica para dormir sola. ¿Le tocaría con sus padres? Espero que no, había oído contar a su padre que cuando nació se pasó tres meses con el sueño cambiado y dormía por el día y lloraba por la noche, y que su padre le puso ruedas a la cuna para moverla por la noche, pero que una noche, no pudo más y le dio tal empujón que se fue niña y cuna todo el pasillo para adelante, menos mal que su padre reaccionó rápidamente y la cogió al final del pasillo, porque lo siguiente era una larga escalera. Por eso no quería dormir en la habitación con sus padres, prefería dormir sola, pero no, no iba a dormir sola.

Entró en una estancia grande, con una cama grande, muy grande. El colchón era de lana de oveja y cuando te subías te hundías y te envolvía. Lo malo era cuando su madre decidía airear la lana y se sacaba a la calle para darle palos y separar las hebras, aunque tengo que decir que a la pequeñina le gustaba esos momentos que compartía con su familia.

Lo malo de la habitación era que sólo había un pequeño ventanuco en la parte alta de la pared, muy pequeño. No había más luz y como eran pobres, muy pobres, estaba prohibido encender las velas porque la cera estaba muy cara. En la cocina había un fuego de leña y carbón que al mismo tiempo servía como calefacción para toda la casa. La abuela se dedicaba a hacer mañanitas y patucos para que al irse al dormir las sabanas heladas no llegaran hasta los huesos. Mamen, con el paso del tiempo, ha hablado en muchas ocasiones de esos patucos de color rosa, aquellos que hacían que sus dedos estuvieran siempre calientes. Esa habitación era para sus tres hermanas, la pequeña se ponía en el medio, y así calentaban a la enana. Calor humano. Poco a poco se fueron adaptando a su nueva casa y a su nuevo pueblo. Las mayores empezaron a ir al colegio, era de monjas, un antiguo convento que había reformados algunas pequeñas celdas y al unirlas había hecho las clases para las niñas. Cuando llegaban a casa contaban muchas historias, mientras la pequeña estaba aburrida porque su madre estaba liada con el traslado o preparando la comida, o limpiando y su padre estaba trabajando.

Las hermanas después de cenar, hacían deberes bajo la luz de las velas. Mamen veía en las paredes imágenes reflejadas de monstruos y fantasmas, mientras sus hermanas empezaban a contar el miedo que habían pasado por los pasillos del convento. Llegaba la hora de irse a dormir, un beso a papa, un beso a mama y para arriba en brazos de su hermana. Un pequeño despertador marcaba las horas, las 9 y la niña con los ojos abiertos como platos, tenía miedo. Las 10, las 11, …, las 5 de la mañana, su respiración era cada vez más nerviosa, no podía dormir, sin saber por qué se puso a llorar, no quería hacerlo, tenía miedo del pasillo, pero tenía tanto miedo. A través del ventanuco entraba ya las primeras luces del amanecer, el gallo estaba cantando y las hermanas se despertaron enfadadas porque no habían descansado lo suficiente. Esto no iba a volver a pasar, no estaban dispuestas a que ocurriera otra noche más. A la siguiente noche empezaron a contar historias de Lucifer y lo que hacía a las niñas que no se dormían.

Conoció por primera vez las historias del coco, el hombre del saco y así una noche tras otra. Pero lo único que consiguieron es que la pequeña no durmiera nunca más tranquila, los ojos como platos un día detrás de otro pero en silencio y sin moverse, porque si sus hermanas notaban cualquier pequeña sensación de que pasaba la noche despierta, volvían las historias de miedo, y se quedaba en la memoria de aquella personilla. Pensó, voy a quedarme quieta entre mis hermanas, que ya tendré tiempo de dormir por la mañana en el regazo de mi madre o entre la leña y el calor de la estufa.

Pequeña, duerme, duerme que sino viene el coco y te llevará…

Semana del terror especial Halloween | Paquete diabólico

Escrito por Liberación 2000. Posteado en Entorno socioeconómico cultural

especial-halloween-foto-2

Era la madrugada del sábado al domingo, era noche cerrada, no había Luna, todo estaba oscuro, el polígono donde está la nave estaba vacío… ¿quién se hubiera atrevido a estar ahí en esos momentos? Todo el mundo tendría mejores cosas que hacer en sus vidas que no estar en su puesto de trabajo.

Laura, sin embargo, decidió que, como no había tenido tiempo de preparar los adornos de Halloween durante la semana, éste sería un buen momento. Sacó las telarañas, calabazas, caramelos, gorros de bruja y todo aquello que llevaba en el maletero y se puso manos a la obra para acabar cuando antes y darles así  a sus compañeros una sorpresa cuando éstos llegaran a la oficina el lunes.

Pronto se dio cuenta de que no había sido tan buena idea. Las calles estaban demasiado vacías, todo estaba muy oscuro y sólo arrojaban algo de luz los focos de su coche. De hecho, cada poco tiempo, parecía que algo oscuro tapaba la luz de dichos focos, una especie de sombras que se levantaban del suelo y abrazaban la luz de… ¡pero qué tontería! No podía estar pasando eso, debería estar imaginándoselo…

Aparcó y entró en la nave y sintió la losa del silencio caer a su alrededor; no se escuchaba nada. Sentía otra vez esas sombras, parecía que estaban cerca de su cara, parecía que la besaban, sentía su aliento, se le movía su larga melena. ¡Vamos, por Dios! Es imposible, aquí no hay nadie…

Empezó a descargar el maletero del coche, lentamente fue colocando todos los elementos, su pensamiento era dónde lo pondría para que produjera más susto, ¡qué risas se iban a echar al día siguiente! De repente sonó un llanto, era el llanto de un bebé, Laura miró hacia un lado y hacía otro, no había nadie. El llanto pasó a convertirse en risa. ¿Pero de dónde salía ese ruido? Era claro, no había duda. Se fue moviendo por la nave, cerca de los paquetes retenidos, no de aquí no viene el ruido. Pensó en las cestas dónde se dejan las entregas para el día siguiente, no, tampoco. El ruido cada vez era más fuerte y claro, decía algo en su llanto, llamaba a su mamá. ¿Pero cómo es posible esto?

Laura estaba totalmente desconcertada y temblorosa. Las sombras parecía que la empujaban hacia un rincón, ahí era donde estaba toda la mercancía para el lunes, mucha mercancía. Poco a poco fue separando los envíos, buscando hallar el motivo de ese llanto. Una de las sombras parecía que le señalaba un paquete en concreto, ella se abalanzó hacia él y lo cogió. Es verdad, ahora reía y se oía como si estuviera dentro, pero ¿hubiera sido posible que estuviera un bebé ahí metido? Se dio cuenta de que el destinatario era ella misma, alguien le estaba mandando ese paquete.

Lo abrió, muy despacio, rumiando entre sus labios la irresponsabilidad de mandar algo así. Cuando terminó de abrir el paquete se encontró a una muñeca, pálida, triste, con un vestido antiguo y muy estropeado. Pero, ¿quién me ha podido hacer este regalo? Pensó Laura. Bueno, por lo menos, ya hemos descubierto el misterio… ¡Anda, si tiene instrucciones y todo! Las lee despacio, hasta que de repente tira el papel, mira a la muñeca y sale corriendo. En el papel se leía:

“Pilas no incluidas”.