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Mi gran vecina Amparo

Escrito por Liberación 2000. Posteado en El Blog de Carmen

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Hoy es un día muy triste para mí, la vecina de la casa de mis padres ha dejado de sufrir y se ha marchado igual que vivió con una gran discreción y paz.

Una vecina de hace 54 años, una vecina de la de antes, de cuando se hacían reuniones familiares en el rellano de la escalera, donde su casa era la mía y su gran cariño estaba siempre cerca.

Su hija mayor es de mi edad, por lo que han sido colegios juntas, amistades y todas las vivencias posibles.

Su hija pequeña es la niña de las dos casas, hoy en día sigue siendo la peque.

Recuerdo a una mujer fuerte, trabajadora y muy cariñosa. Se ha ido sin querer molestar ni hacer sufrir a sus hijas.

Guapa, muy guapa, muy mujerona. Una vida muy dura, sufrió el maltrato de un marido a quien el alcohol le gustaba demasiado y al que luego le pasó factura.

Mi comedor pared de su comedor y tengo en mi memoria esos golpes y luego su cara marcada.

Pero cuando se quedó viuda, con dos niñas, salió adelante. Se puso a limpiar en una residencia y así, poco a poco, empezó a sacar su cabeza del pozo en que se había encontrado.

Hace 10 años ya la operaron del corazón y salió adelante, sus ganas de vivir siempre han sido fuertes. Pero esta segunda vez estaba muy cansada, demasiado para luchar y se durmió y ya no se ha levantado.

La semana pasada coincidimos en la misma planta con las 2 madres ingresadas y estábamos de la 4ª derecha a la 4ª izquierda pasando con una y otra para que estuvieran juntas.

Hicimos un grupo de WhatsApp para estar informados en todo momento de cómo estaban las dos enfermitas.

Las hicimos unas fotos juntas y mi madre la cogía de la mano y la decía “ponte bien que te echamos de menos en casa” y ella asentía con la cabeza con la mirada triste, como diciendo, ya veremos si vuelvo.

Estas son las mujeres fuertes, las grandes luchadoras, sin grandes avances ni grandes privilegios, pero que con su cariño han contribuido a crear buenas personas, porque todos los que hemos estado a su lado hemos aprendido mucho de ella y nos ha hecho más fuertes y mejores.

En estos momentos todo tiene menos importancia y te das cuenta el tiempo que perdemos y que no se recupera, para estar con la gente buena, la gente de verdad y, sobre todo, la gente que te quiere.

Por último, pongo las palabras de despedida de su hija mayor: “Se quería ir con mi padre y lo consiguió, ya está más cerca de él que de nosotras. Nos ha dejado una gran tristeza, pero con la satisfacción de habernos despedido”.

Hoy se ha marchado una parte de mi historia, alguien muy importante y sobre todo una gran señora, esposa y madre.